ARTICULO DE ACTUALIZACION
Complicaciones en pacientes portadores de
comunicación interventricular pequeña
Mariano Maydana1, Diego Echazarreta2, Lucía Ortiz3, David Vázquez4,
Marcelo Portis5, Daniel Marelli6
1 Médico. Posgrado de Cardiología. Universidad Nacional de La Plata. Servicio de Cardiología. Hospital Interzonal Especializado de Agudos y Crónicos
San Juan de Dios. La Plata. Buenos Aires. República Argentina.
2 Médico cardiólogo. Jefe de Internación. Servicio de Cardiología. Hospital Interzonal Especializado de Agudos y Crónicos San Juan de Dios. La Plata.
Buenos Aires. República Argentina.
3 Médica. Residente de tercer año de Cardiología. Servicio de Cardiología. Hospital Interzonal Especializado de Agudos y Crónicos San Juan de Dios.
La Plata. Buenos Aires. República Argentina.
4 Médico cardiólogo. Jefe de Recuperación Cardiovascular. Servicio de Cardiología. Hospital Interzonal Especializado de Agudos y Crónicos San Juan de
Dios. La Plata. Buenos Aires. República Argentina.
5 Médico cardiólogo. Jefe de Sala. Servicio de Cardiología. Hospital Interzonal Especializado de Agudos y Crónicos San Juan de Dios. La Plata. Buenos
Aires. República Argentina.
6 Médico cardiólogo. Jefe del Servicio de Cardiología. Hospital Interzonal Especializado de Agudos y Crónicos San Juan de Dios. La Plata. Buenos Aires.
República Argentina.
Correspondencia: Dr. Mariano Maydana.
Calle 47 N°1578 piso 3º “C”. La Plata. Buenos Aires. República Argentina.
Email: maydanamariano@gmail.com Teléfono: 0221-15-4196288 ó 4224355.
Recibido: 04/08/2015
Aceptado: 20/03/2016
Resumen
La comunicación interventricular describe un orificio en el septum interventricular, que puede encontrarse en
cualquier punto del mismo, ser único o múltiple, con tamaño y forma variable, y presentarse de forma aislada o
asociada a otras anomalías. Se realiza esta actualización con el fin de analizar las posibles complicaciones que
pueden padecer los pacientes portadores de las mismas.
Palabras clave: Comunicación interventricular; Comunicación interventricular pequeña; Complicaciones; Endocarditis infecciosa; Tratamiento quirúrgico
Summary
Complications in patients with small ventricular septal defect
The ventricular septal defect describes an orifice in the interventricular septum, which can be found anywhere thereof,
be unique or multiple, with variable size and shape, and could be presented as an isolated form or linked with other
malformation. This update is done in order to analyze the possible complications that the patients may suffer from them.
Keywords: Ventricular septal defects; Small ventricular septal defects; Complications; Infective endocarditis; Surgical treatment
Resumo
Complicações em pacientes com defeito pequeno do septo interventricular
A comunicação interventricular descreve um orifício no septo interventricular, que pode ser encontrado em qualquer
lugar do mesmo, ser único ou múltiplo, com tamanho e forma variável, e ocorrem isoladamente ou associada comoutras malformações. Esta atualização é feito a fim de analisar as possíveis complicações que os pacientes podem
sofrer a partir deles.
Palavras-chave: Comunicação interventricular; Pequena comunicação interventricular; Complicações; Endocardite Infecciosa; Tratamento cirúrgico
Introducción
La comunicación interventricular (CIV) describe un orificio
en el septum interventricular, que puede encontrarse
en cualquier punto del mismo, ser único o múltiple, con
tamaño y forma variable, y presentarse de forma aislada
o asociada a otras anomalías.
Las primeras descripciones de la enfermedad fueron realizadas
en el año 1879 por Henri Roger al detectar que las
paredes ventriculares no presentaban alteraciones, pero en
la parte superior del tabique interventricular se hallaba un
orificio que comunicaba ambos ventrículos1.
La comunicación interventricular (CIV) es una de las
cardiopatías congénitas más frecuentes. Se presenta en 2
de cada 1000 recién nacidos vivos y constituye el 20% de
todas las formas de cardiopatías congénitas.
Las CIV pequeñas han sido consideradas benignas, sin
necesidad de ningún tipo de tratamiento, salvo la profilaxis
para un bajo riesgo de endocarditis. Sin embargo, esta
afirmación no siempre es verdadera2-4.
Se realiza esta actualización con el fin de analizar las posibles
complicaciones que pueden padecer los pacientes
portadores de las mismas.
Tipos de CIV e implicancia clínica
La forma aislada de CIV se presenta como la malformación
congénita más frecuente (30-40%) después de la
válvula aórtica bicúspide.
Los defectos del tabique interventricular pueden clasificarse
en 4 grupos (Figura 1):
- Tipo perimembranosa
- Muscular o trabecular
- Del tabique de salida o supracristalis
- Del tabique de entrada
Figura 1. Tipos de comunicación interventricular. Modificado de Anderson RH, Becker AE, et al. Morphology of Congenital Heart
Disease. Baltimore, University Park Press, 1983.
De estas variantes, el 80% de los casos corresponde al
tipo perimembranosa5.
Las CIV pequeñas se localizan con frecuencia en el tabique
muscular o a nivel perimembranoso. Habitualmente,
las formas restrictivas y únicas no conllevan mayores
complicaciones, y suelen cerrarse espontáneamente en el
trascurso de la vida. La incidencia del cierre espontáneo
no está bien establecida, pero es mucho más frecuente en
los defectos pequeños. En una serie de 290 pacientes con
CIV muscular, hubo cierre espontaneo en el 68% de los
pacientes, comparado con un 28% del grupo de defectos
perimembranosos6.
Los pacientes suelen pesquisarse por presentar a la auscultación
cardíaca soplos holosistólicos o pansistólicos. Los
defectos más pequeños suelen presentar soplos de mayor
intensidad, los cuales son frecuentes en el mesocardio;
pero pueden variar su ubicación según la localización
de la CIV, teniendo pequeñas variaciones sistólicas de
intensidad en el caso de las formas ubicadas en el tabique
muscular7.
La mayoría de los casos de CIV son resueltos quirúrgicamente,
pero aquellos pacientes portadores de CIV pequeñas
sin sobrecarga de volumen del ventrículo izquierdo
(VI) permanecen asintomáticos y no tienen indicación
quirúrgica. Sin embargo, un porcentaje de pacientes con
CIV pequeñas y residuales desarrollan complicaciones,
las cuales pueden ser varias7.
Se ha registrado un caso aislado de CIV post-traumática
en el contexto de herida de arma blanca, que complicó hemodinámicamente a un paciente joven con taponamiento
cardíaco y stroke, necesitando dos intervenciones
para la resolución del cuadro clínico, y dejando con serias
secuelas neurológicas al mismo8.
Los pacientes, que presentan cierres espontáneos, suelen
perder dicho soplo característico repentinamente, y habitualmente
se hallan en estos casos un aneurisma residual
del septum interventricular en el lugar del cierre.
Varios son los mecanismos de cierre de una CIV. El más
común es la hipertrofia del músculo del tabique que rodea
el defecto. Otras veces, la valva septal de la tricúspide
suele adherirse al tabique. La causa de esto puede deberse
a una endocarditis infecciosa no diagnosticada. El último
mecanismo se debe a la alta velocidad del paso de sangre
que genera una presión negativa, atrayendo a la valva septal.
Es raro que esta participación de la válvula tricúspide
genere insuficiencia valvular9.
Complicaciones (Tabla 1)
Tabla 1. Complicaciones de CIV
La endocarditis infecciosa es una de las complicaciones más frecuentes (Figura 2). Suele afectar a los pacientes portadores de comunicaciones pequeñas. Pueden ubicarse a nivel del endocardio mural del ventrículo derecho en el sitio de impacto del jet regurgitante o en las válvulas izquierdas10,11. En dichos casos, el cuadro clínico puede diferir tanto hemodinámica como clínicamente.
Figura 2. Ecocardiograma transtorácico, eje 4 cámara, donde se visualiza CIV, aneurisma de septum interventricular
y vegetaciones en válvula aórtica por endocarditis bacteriana14.
La afectación de la válvula tricúspide es también frecuente,
debido a que es donde impacta el chorro de alto flujo a
través de la CIV, predisponiendo así al daño endocárdico
y a la posterior colonización7. En este grupo de pacientes,
la endocarditis infecciosa suele ser hasta 6 veces
más frecuente que en la población general, por lo que la
profilaxis antibiótica debe ser tenida siempre en cuenta
en los procesos mínimamente invasivos5,12.
Los fenómenos embólicos constituyen una de las secuelas
clínicas más frecuentes en pacientes con endocarditis infecciosa. Éstos se presentan en un 22-49% de los casos.
Durante la fase activa, las vegetaciones son friables y por
ende pueden embolizar hacia los pulmones, cuando la
infección afecta al lado derecho del corazón, o hacia la
circulación sistémica cuando la afección se ubica en el
lado izquierdo del mismo10,14.
El tratamiento antibiótico y, principalmente, la cirugía
precoz en pacientes con grandes vegetaciones disminuyen
la mortalidad y el riesgo de fenómenos embólicos en esta
cohorte de pacientes13,15.
El shunt generado por la CIV puede llegar a producir sobrecarga
de volumen del ventrículo izquierdo, con expresión
clínica de la misma, finalmente. Estos pacientes que
presentan insuficiencia cardíaca son candidatos al cierre.
Como consecuencia de la alta velocidad del jet de izquierda
a derecha, se podría formar un ventrículo derecho con
doble cámara.
En pacientes con CIV del tracto de salida (en menor frecuencia
perimembranosas), hay un riesgo considerable
de prolapso de la valva coronariana derecha (en menor
medida la no coronariana), con regurgitación aórtica
consecuente10. Se presentan con una incidencia del 20%
para el prolapso y del 10% para la insuficiencia valvular.
Ahora bien, sería importante dejar en claro cuándo valorar
una CIV como pequeña. Si bien, se la considera pequeña
cuando es <3 milímetros de diámetro, medida por ecocardiografía;
actualmente, se han optado por tener en cuenta
otras modalidades para su definición, utilizando equivalentes
como las presión normal de la arteria pulmonar, un VI
con dimensiones conservadas y un electrocardiograma sin
alteraciones, por lo que se la podría definir no solamente
por su tamaño. Esto subyace en el contexto de falta de un
marco teórico que defina inequívocamente la severidad
de la patología, seguimiento y el momento indicado de
intervención16.
Neumayer y col.17 de la unidad de cardiopatía congénita
del adulto: Jane Somerville del Hospital Royal Brompton
de Londres (Reino Unido) documentaron que el 9% de los
pacientes en su serie tenían arritmias supraventriculares y
ventriculares frecuentes con Holter de 24 horas, como así también, episodios de taquicardia ventricular recurrente
hemodinámicamente bien tolerados. Estas arritmias fueron
tratadas con beta bloqueantes y/o amiodarona, sin
repetirse las mismas mientras continuaban el tratamiento
antiarrítmico. También, documentaron cambios electrocardiográficos
(Tabla 2)18.
Tabla 2. Cambios electrocardiográficos
Las arritmias supraventriculares que se documentaron
fueron episodios de taquicardia supraventricular y fibrilación
auricular (paroxística y crónica); si bien, otras
complicaciones y asociaciones (miocardiopatía hipertrófica
en etapa terminal, enfermedad coronaria adquirida y
cierre del defecto del tabique auricular) predisponen a la
fibrilación auricular, ésta fue hemodinámicamente mal
tolerada en algunos pacientes17.
También se han demostrado por ecocardiograma: dilatación
y disfunción del VI, con una relación cardiotorácica >50% (54-74%), aumento del diámetro de fin de diástole
del VI (>55 mm), regurgitación mitral adquirida con estructura
normal de la válvula mitral, movimiento anormal
del septum y engrosamiento (diastólico final >12 mm)
(Tabla 3)17.
Tabla 3. Características de enfermedad ventricular izquierda
Tratamiento quirúrgico
Con respecto al tratamiento quirúrgico, podemos considerar
candidatos sin duda alguna a los pacientes sintomáticos
o con signos de sobrecarga de volumen del VI5.
El procedimiento elegido durante muchos años ha sido
el cierre quirúrgico con esternotomía tradicional; pero
actualmente, se avecinan nuevas técnicas prometedoras,
que en manos avezadas aseguran resultados óptimos con
reducción de las complicaciones relacionadas al procedimiento
en sí.
De todos modos, la experiencia del centro de salud es, a
nuestro entender, el concepto más importante a tener en
cuenta. En Argentina, el registro más grande de procedimientos
realizados se encuentra en el Hospital de Pediatría “Profesor Dr. Juan P. Garrahan” (Buenos Aires), donde se
llevaron a cabo 256 cierres de CIV aisladas o asociadas
a otra anomalía en un período comprendido entre 2004 y 2011 en menores de 1 año. Dentro de las variables más
trascendentes, se registró un tiempo promedio de circulación
extracorpórea (CEC) de 67 minutos, con un tiempo
promedio de clampeo de 47 minutos. Si bien las principales
complicaciones estuvieron asociadas a la cirugía
(sepsis/bacteriemia en un 5,8%) y el 7% de los pacientes
requirieron re-operación, siendo la CIV residual la causa
más frecuente (3 pacientes), la tasa de mortalidad postoperatorio
rondó el 3%, reduciéndose al 1% durante los
últimos 2 años (comparable con series internacionales).
Se pudieron recabar variables pre-operatorias asociadas
significativamente al riesgo de internación prolongada
(menores de 6 meses, menores de 3 kilogramos, infección
respiratoria previa y desnutrición)19.
Nuevas técnicas
Con el objetivo de disminuir las complicaciones asociadas
al procedimiento, han surgido técnicas más innovadoras,
sobre todo para el cierre de la CIV de tipo perimembranosa,
donde se registra la mayor evidencia20.
El primero de los procedimientos consta del uso de un
dispositivo (Figura 3) acorde a las características del
defecto en sí, variando en tamaño y forma (simétrico o
asimétrico). Requiere pseudoanalgesia y cateterización
de vena y arteria femoral derecha (preferentemente), con
antibioticoterapia transcatéter. Luego se realiza el cierre
por medio de un circuito arteriovenoso y culmina con la
realización de ventriculografía para descartar algún shunt
residual e incompetencia valvular aórtica. El seguimiento
se realiza a los 30 días, 6 y 12 meses durante el primer
año, y se debe indicar al pacientes aspirina a razón de 3/5
miligramos por kilo de peso por día durante 3 a 6 meses21.
Figura 3. Ejemplo de dispositivo de cierre simétrico21. A) Vista lateral. B) Vista frontal.
El otro procedimiento es el cierre quirúrgico con toracotomía mínimamente invasiva (Figura 4), donde se realiza una incisión en el cuarto espacio intercostal derecho y el paciente ubicado con el hemitórax derecho elevado alrededor de 45 grados. El uso de parches pericárdicos es común20.
Figura 4. Ejemplo de cicatriz en paciente intervenido con toracotomía
mínimamente invasiva20.
En la actualidad, el procedimiento tradicional con esternotomía media, que conllevó por años complicaciones postoperatorias asociadas a la herida, está siendo superado por estas nuevas técnicas. El cierre por vía transfemoral impresiona ser el más prometedor, pero hay que destacar que no se puede realizar en pacientes de bajo peso por el diámetro de los accesos vasculares. Por otro lado, la toracotomía mínimamente invasiva ha demostrado mejores resultados relacionados con la salud del paciente a corto y largo plazo, en comparación con los procedimientos más antiguos. El hecho a destacar es su menor costo, dónde al ponerlo en la balanza versus los métodos con dispositivos, se aprecian diferencias de aproximadamente un 31%22.
Conclusiones
La comunicación interventricular requiere un seguimiento
durante toda la vida, con el objetivo de evaluar las posibles
complicaciones que puedan surgir desde el diagnóstico
precoz hasta los momentos posteriores a la intervención
realizada al paciente.
La evolución de pequeños defectos septales ventriculares
parece no totalmente benigna. La incidencia de complicaciones
(endocarditis infecciosa, regurgitación aórtica
severa y otras valvulopatías, arritmias sintomáticas, insuficiencia
cardíaca, etc.) es relativamente frecuente. La
endocarditis bacteriana sigue siendo un grave riesgo y se
hace más frecuente después de los 40 años.
Es una obligación del personal de salud advertir a los
pacientes que padecen dicha malformación del riesgo
que presentan y de las pautas de alarma y medidas de
prevención.
Recursos financieros
Los autores no recibieron ningún apoyo económico para la investigación.
Conflicto de intereses
Los autores declararon no tener conflicto de intereses.
1. Perloff J, et al. The clinical recognition of congenital heart disease. 3a edición. Filadelfia; 1987; p 401.
2. Bloomfield DK. The natural history of ventricular septal defect in patients surviving infancy. Circulation 1964; 29: 914-55.
3. Otterstad JE, Erikssen J, Michelsen S, Nitter-Hauge S. Longterm follow-up in isolated ventricular septal defect considered too small to warrant operation. J Int Med 1990; 228: 305-9.
4. Kidd L, Driscoll DJ, Gersony WM et al. Second natural history study of congenital heart defects. Results of treatment of patients with ventricular septal defects. Circulation 1993; 87(2 Suppl): 138-51.
5. Baumgartner H, et al. Guía de práctica clínica de la ESC para el manejo de cardiopatías congénitas en el adulto (nueva versión 2010). Rev Esp Cardiol 2010;63(12):1484.e1-e59.
6. Turner SW, Hourng T. Closure of ventricular septal defects: a study of factors influencing spontaneous and surgical closure. Cardiol Young 2002; 12: 357.
7. Minette MS, Sahn DJ. Ventricular septal defects. Circulation 2006;114:2190-2197.
8. de Bruin G, Pereira da Silva R. Stroke Complicating Trumatic Ventricular Defect. J Emerg Med 2012; 43(6):987-988.
9. Corone P, Doyon F, et al. Natural history of ventricular septal defects. Circulation 1977; 55:908.
10. Attie F, et al. Cardiología pediátrica. 2a edición. México. Editorial Panamericana; 2013; p. 189.
11. Soufflet V, Van de BA, Troost E, et al. Behavior of unrepaired perimembranous ventricular septal defect in young adults. Am J Cardiol 2010;105:404-7.
12. Perelló Roso A, Osa Sáez A, García Cascó MP, et al. Endocarditis bacteriana en un adulto con una comunicación interventricular congénita. An Med Interna (Madrid) 2001;18(7):396-397.
13. Aguilar J, Summerson C. Comunicación interventricular y endoarteritis valvular aórtica, como causa de embolia sistémica y pulmonar. Archivos de Cardiología de México 2005;75(3):371-372.
14. Maydana MA, Ortiz LM, Echazarreta DF. Endocarditis infecciosa en un adulto con comunicación interventricular congénita como causa de embolia pulmonar: reporte de un caso. Rev Fed Arg 2015; 44: 111-113.
15. Kang DH, Kim YJ, et al. Early surgery versus conventional treatment for infective endocarditis. N Engl J Med 2012;366:2466-73.
16. Cantinotti M, et al. Controversies in the definition and management of insignificant left-to-right shunts. Heart 2014;100:200-205.
17. Neumayer U, Stone S, Somerville J. Small ventricular septal defects in adults. Eur Heart J 1998;19: 1573-1582.
18. Gabriel HM, Heger M, Innerhofer P, Zehetgruber M, Mundigler G, Wimmer M, Maurer G, Baumgartner H. Long-term outcome of patients with ventricular septal defect considered not to require surgical closure during childhood. J Am Coll Cardiol 2002;39:1066-71.
19. Becerra V, Althabe M, Salgado G et al. Cierre de comunicación interventricular en menores de un año en un hospital público. Arch Argent Pediatr 2014;112(6):548-552.
20. Chen ZY, Lin BR, Chen WH, Chen Q, Guo XF, Chen LL, Ge JB. Percutaneous device occlusion and minimally invasive surgical repair for perimembranous ventricular septal defect. Ann Thorac Surg 2014;97:1400-6.
21. Yang J, Yang L, Wan Y, Zuo J, Zhang J, Chen W, et al. Transcatheter device closure of perimembranous ventricular septal defects: mid-term outcomes. Eur Heart J 2010;31: 2238-2245.
22. Luo YK, Chen WH, Xiong C, et al. Comparison of effectiveness and cost between perventricular device occlusion and minimally invasive surgical repair for perimembranous ventricular septal defect. Pediatr Cardiol 2015; 36:308-313.