ARTICULO DE ACTUALIZACION
Disfunción mitocondrial y enfermedades cardiovasculares
Alfredo D’Ortencio1, Alfredo Navigante2
1 Médico cardiólogo. Jefe del Servicio de Cardiología. Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo”. Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires
(UBA). Ciudad de Buenos Aires. República Argentina.
Director de la Unidad Docente Hospitalaria. Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires (UBA). Ciudad de Buenos Aires. República Argentina.
Director General del Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo”. Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires (UBA). Ciudad de Buenos Aires.
República Argentina.
2 Médico cardiólogo. Unidad de Investigación de Transferencia (UIT). Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo”. Facultad de Medicina. Universidad de
Buenos Aires (UBA). Ciudad de Buenos Aires. República Argentina.
Correspondencia: Dr. Alfredo D’Ortencio.
Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo”.
Av. San Martín 5481. CP: 1417. Ciudad de Buenos Aires. República Argentina.
E-mail: adortencio@intramed.net
Recibido: 09/02/2016
Aceptado: 20/06/2016
Resumen
Las mitocondrias son organelas celulares encargadas de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular (respiración celular), actuando como centrales energéticas de la célula y sintetizando adenosín trifosfato (ATP) a expensas de los carburantes metabólicos. Estas organelas móviles existen en un sistema de interconexión dinámica dentro de cada célula, participando continuamente de uniones por procesos de fusión y divisiones por procesos de fisión. Estos eventos participan en una amplia variedad de procesos biológicos, que incluyen el desarrollo embrionario, el metabolismo, la apoptosis y la mitofagia. La disfunción mitocondrial es considerada una vía común en una serie de enfermedades, tanto agudas como crónicas, por el fenómeno del estrés oxidativo y la generación de la respuesta inflamatoria sistémica. Esta disfunción está involucrada en la patogenia de diferentes enfermedades y condiciones genéticas como las enfermedades neurodegenerativas, neoplásicas, endocrinas y cardiovasculares, entre otras. El desarrollo de tratamientos metabólicos y farmacológicos eficaces para enfermedades mitocondriales definidas es una promesa para futuras terapias que podrían mejorar los síntomas de una amplia gama de alteraciones metabólicas y trastornos degenerativos e incluso el envejecimiento. En esta actualización se revisa cómo la dinámica mitocondrial se altera en diversas enfermedades cardíacas y cómo este conocimiento podría proporcionar nuevos objetivos terapéuticos para su tratamiento.
Palabras clave: Mitocondria; Dinámica mitocondrial; Disfunción mitocondrial; Inflamación; Hipertensión pulmonar; Ductus arterioso; Diabetes; Insuficiencia cardíaca; Cáncer
Summary
Mitochondrial dysfunction and cardiovascular disease
Mitochondria are cellular organelles in charge of providing the greater part of the energy required for cellular activity (cellular respiration), acting as power stations of the cell by synthesizing adenosine triphosphate (ATP) at the expense of metabolic fuels. These mobile organelles exist in dynamic networks. They continuously join by the process of fusion and divide by the process of fission. These events are involved in a wide variety of biological processes, including embryonic development, metabolism, apoptosis and mitophagy. Mitochondrial dysfunction is considered esa common pathway in a number of diseases, both acute and chronic, by the phenomenon of oxidative stress and the generation of systemic inflammatory response. This dysfunction is involved in the pathogenesis of different diseases and genetic conditions such as neurodegenerative, neoplastic, endocrine and cardiovascular diseases, among others. The development of effective metabolic and pharmacological treatments for defined mitochondrial diseases holds promise for future therapies that could improve the symptoms of a broad range of metabolic and degenerative disorders, and even aging. This update revises how altered mitochondrial dynamics in several heart diseases and how this knowledge could provide new therapeutic targets for treatment.
Keywords: Mitochondria; Mitochondrial dynamics; Mitochondrial dysfunction; Inflammation; Pulmonary hypertension; Ductus arteriosus; Diabetes; Heart failure; Cancer
Resumo
Disfunção mitocondrial e doença cardiovascular
As mitocôndrias são organelas celulares responsáveis de fornecer a maior parte da energia necessária para a atividade celular (respiração celular), atuando como usinas de energia celular e sintetizando adenosina-trifosfato (ATP), a expensas de combustíveis metabólicos. Essas organelas móveis existem num sistema de interconexão dinâmica dentro de cada célula, participando de forma contínua de uniões pelo processo de fusão e divisões pelo processo de fissão. Estes eventos são envolvidos em uma ampla variedade de processos biológicos, incluindo o desenvolvimento embrionário, o metabolismo, a apoptose e mitofagia. A disfunção mitocondrial é considerada uma via comum num certo número de doenças, tanto aguda como crônica, pelo fenômeno do stress oxidativo e a geração de resposta inflamatória sistêmica. Esta disfunção está envolvida na patogênese de várias doenças e condições genéticas tais como doenças neurodegenerativas, neoplásicas, endócrinas e cardiovasculares, entre outras. O desenvolvimento de tratamentos metabólicos e medicamentosos eficazes para doenças mitocondriais definidas é uma promessa para futuras terapias que podem melhorar os sintomas de uma ampla gama de alterações metabólicas e distúrbios degenerativos e até mesmo envelhecimento. Esta atualização revisa a alteração da dinâmica mitocondrial em diversas doenças cardíacas e como esse conhecimento poderia fornecer novos alvos terapêuticos para seu tratamento.
Palavras-chave: Mitocôndria; Dinâmica mitocondrial; Disfunção mitocondrial; Inflamação; Hipertensão pulmonar; Ducto arterial; Diabetes; Insuficiência cardíaca; Câncer
Introducción
La disfunción mitocondrial es considerada una vía común
en el fenómeno de estrés oxidativo y la generación de la
respuesta inflamatoria sistémica; vía común a una serie
de entidades, tanto agudas como crónicas, teniendo como
paradigma desde sepsis y leucemias agudas hasta neoplasias
sólidas e insuficiencia cardíaca1,2.
Esta disfunción mitocondrial, tanto en la función como en
la estructura de las mitocondrias, se ha encontrado cada
vez con mayor frecuencia asociadas a enfermedades cardiovasculares.
Algunas anomalías mitocondriales pueden
tener una base genética, que producen una disfunción de
la fosforilación oxidativa o de los defectos en la oxidación
de los ácidos grasos debidos a mutaciones específicas
del ADN nuclear, mientras que otras de estas anomalías
parecen ser debidas a causas cardiotóxicas, ambientales
o desconocidas3.
El corazón depende estrechamente de la energía oxidativa
generada en las mitocondrias, principalmente a partir
de la beta oxidación de los ácidos grasos, de la cadena
respiratoria de electrones y de la fosforilación oxidativa.
En esta actualización, se revisa cómo la dinámica mitocondrial
se altera en diversas enfermedades cardíacas y cómo
este conocimiento podría proporcionar nuevos objetivos
terapéuticos para su tratamiento.
Mitocondria
Las mitocondrias son organelas celulares encargadas de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular (respiración celular). Actúan, por lo tanto, como centrales energéticas de la célula y sintetizan adenosín trifosfato (ATP) a expensas de los carburantes metabólicos (glucosa, ácidos grasos y aminoácidos). La mitocondria presenta una membrana exterior permeable a iones, metabolitos y muchos polipéptidos (Figura 1). Eso es debido a que contiene proteínas que forman poros llamados porinas o VDAC (voltage-dependent anion channels: canal aniónico dependiente de voltaje), que permiten el paso de moléculas de hasta 10 kDa de masa y un diámetro aproximado de 2 nm4.
Figura 1. Célula eucariota con sus elementos fundamentales: membrana plasmática, citoplasma y núcleo. Dentro del citoplasma o citosol
encontramos a las mitocondrias. Éstas se presentan de forma ovoide, de bastón o esféricas, rodeadas por 2 membranas: una externa (lisa)
y una interna (con pliegues llamados crestas mitocondriales). Por dentro de esta última se encuentra la matriz mitocondrial. Sobre la
membrana interna y en la matriz se ubican una gran cantidad de enzimas que participan en la llamada: respiración celular. La mitocondria
es la principal proveedora de ATP de la célula. Poseen su propio ADN, así como ribosomas y otros tipos de ARN.
Estas organelas móviles existen en un sistema de interconexión dinámica dentro de cada célula, participando continuamente de uniones por procesos de fusión (sinónimos: unión, integración, anexión) (Figura 2A) y divisiones por procesos de fisión (sinónimos: división, fragmentación, esa cisión, desunión) (Figura 2B). Las mitocondrias derivan de eubacterias endosimbiontes capaces de realizar respiración aeróbica; este hallazgo fue propuesto por Merezhkovsky en 1905 y retomado por Margulis en 19675.
Figura 2. A. Fusión mitocondrial: se muestra esquemáticamente como las mitocondrias se unen a través del proceso de fusión, mediado
por las actividades coordinadas de las mitofusinas 1 y 2 (MFN 1 y 2) en la membrana mitocondrial externa y de la proteína de la atrofi aóptica 1 (OPA1) en la membrana mitocondrial interna. Cuando las mitocondrias se fusionan, el contenido de sus matrices mitocondriales
se entremezclan, creando organelas alargadas de color amarillo. Se muestra cómo las dos isoformas de mitofusina forman homodímeros o
heterodímeros que conectan a las mitocondrias adyacentes, promoviendo la fusión. B. Fisión mitocondrial: se muestra esquemáticamente
como se produce la fi sión, cuando la proteína relacionada con la dinamina-1 (DRP1) se activa y se mueve desde el citosol a la membrana
mitocondrial externa. El montaje del aparato de fi sión es guiado por moléculas específi cas en la membrana mitocondrial externa (factor
de fi sión mitocondrial [MFF] y la proteína de fi sión mitocondrial 1 [FIS1]), agrupándose en un microambiente por el contacto con el
retículo endoplasmático. GTP: guanosín trifosfato.
El proceso de endosimbiosis seriada o teoría endosimbiótica describe la aparición de las células eucariotas o eucariogénesis como consecuencia de la sucesiva incorporación simbiogenética de diferentes bacterias de vida libre (procariotas). Este proceso fue propuesto por Lynn Margulis en diferentes artículos y libros: On the origin of mitosing cells (1967)6, Origins of eukaryotic cells (1975)7 y Symbiosis in cell evolution (1981)8, llegándose a conocer por el acrónimo inglés: SET (serial endosymbiosis theory). En la actualidad, se acepta que las eucariotas surgieron como consecuencia de los procesos simbiogenéticos descritos por Margulis, y así ha quedado demostrado el origen simbiogenético de las mitocondrias y los cloroplastos de los eucariontes6-9.
Historia
El descubrimiento de las mitocondrias fue un hecho colectivo.
El gran número de términos que se refieren a esta
organela es prueba de ello: blefaroplasto, condrioconto,
condriómitos, condrioplastos, condriosomas, condriosferas,
fila, gránulos fucsinofílicos, korner, fadenkörper, mitogel,
cuerpos parabasales, vermículas, sarcosomas, cuerpos
intersticiales, plasmosomas, plastocondrios, bioblastos. En
1918, en un trabajo luego citado por Lehninger, Cowdry
intentó, sistematizar y unificar todos los términos4.
Probablemente, las primeras observaciones se deben al
botánico suizo Kolliker, quien en 1880-1888 anotó la
presencia de unos gránulos en células musculares de
insectos a los que denominó sarcosomas, llegando a la
conclusión de que presentaban membrana10. En 1882, el
alemán Walther Flemming descubrió una serie de inclusiones
a las que denominó fila11. En 1884 también fueron
observados por Richard Altmann, quien más tarde en su
obra publicada en Leipzig: “Die Elementar organismen”,
describe una serie de corpúsculos que observa mediante
una tinción especial que incluye fucsina. Especula que
se trata de una suerte de parásitos independientes, con su
propio metabolismo y los denomina bioblastos. El hallazgo
fue rechazado como un artefacto de la preparación, y
sólo más tarde fue reconocido como mitocondrias por
N.H. Cowdry (1916)12.
Sin embargo, el nombre de mitocondria, que es el que
alcanzó mayor fortuna, se debe a Carl Benda, quien en
189813 denominó así a unos gránulos que aparecían con
gran brillo en tinciones de cristal violeta y alizarina, y que
anteriormente habían sido denominados citomicrosomas
por Velette St. George12. Estos gránulos observados por
Benda con características morfológicas heterogéneas, a
veces en forma de esfera y otras veces alargada, inspiraron
el nombre de mitocondria (del griego mythos: relato,
cuento, y chondrion: gránulo)14. En 1913, Otto Heinrich
Warburg descubre la asociación de mitocondrias con enzimas
de la cadena respiratoria, aunque ya Kingsbury (en
1912) había relacionado estos orgánulos con la respiración
celular. En 1934, fueron aisladas por primera vez a partir
de homogeneizados de hígado y, en 1948, Hogeboon,
Schneider y Palade establecen definitivamente a la mitocondria
como el lugar donde se produce la respiración
celular15.
La presencia del ADN mitocondrial fue descubierta por
Margit M. K. Nass y Sylvan Nass en 196310,16.
Dinámica mitocondrial
En 1914, las observaciones de Lewis establecieron el campo de la dinámica mitocondrial. Señalaron que “cualquier tipo de mitocondria tales como un gránulo, varilla o hilo puede a veces cambiar en cualquier otro tipo o puede fusionarse con otra mitocondria, o puede dividirse en otra o varias mitocondrias”17. El secreto de la vida dinámica de las mitocondrias fue revelado por el microscopio confocal: microscopio que emplea una técnica óptica de imagen para incrementar el contraste y/o reconstruir imágenes tridimensionales, utilizando un “pinhole” (agujero de alfiler) espacial (colimador de orificio delimitante) para eliminar la luz desenfocada o destellos de la lente en especímenes que son más gruesos que el plano focal18 (Figura 3).
Figura 3. Esquema simplificado del funcionamiento de un microscopio confocal láser: muestra como el láser (luz azul) es filtrado por
un orificio y un espejo dicroico; luego es enfocado mediante un lente objetivo sobre el espécimen y estimula la fluorescencia presente en
el mismo (luz verde). La fluorescencia es recolectada por el objetivo y dirigida al espejo dicroico que la refleja y dirige hacia un multiplicador.
Un segundo filtro con orificio se coloca frente al multiplicador y sólo deja pasar la luz proveniente del plano de enfoque (línea
continua). La fluorescencia fuera de foco de las zonas que están por encima y por debajo del plano de enfoque (líneas discontinuas) no
pasa por el orificio, no formando parte de la imagen.
La mayoría de las proteínas mitocondriales, incluyendo
todas las involucradas en la fisión y la fusión, están codificadas
por genes nucleares19.
El genoma mitocondrial (ADN mitocondrial, ADNmt/
ADNm o mtDNA/mDNA) es el material genético de las
mitocondrias4. El ADN mitocondrial se reproduce por sí mismo semi-autónomamente cuando la célula eucariota
se divide5.
Se ha demostrado que mutaciones en 228 genes nucleares
y en 13 genes mitocondriales causan raros síndromes
monogénicos en los que la disfunción mitocondrial juega
un papel central en su patogénesis. Ejemplos de estos
síndromes incluyen el síndrome MELAS (encefalomiopatía
mitocondrial, acidosis láctica y episodios similares
al accidente cerebrovascular isquémico causados por la
mutación de la transferencia mitocondrial de los ARN), y
la enfermedad de Leigh (causada por mutaciones en genes
relacionados con la fosforilación oxidativa)19 (Figura 4).
Y así aparecen los desordenes de la estructura mitocondrial
como mecanismos de la enfermedad. Aunque
algunos desórdenes de la dinámica mitocondrial son
el resultado de la mutación monogénica, la mayoría de
los cambios reflejados en la función o actividad de los
mediadores de la fisión y la fusión son provocados por
cambios en el ambiente celular. Hay un creciente reconocimiento
respecto de que los desordenes dinámicos
mitocondriales contribuyen a la patogénesis de enfermedades
complejas, no consideradas clásicamente como de
implicancia mitocondrial. Estas enfermedades incluyen:
cánceres, enfermedades cardiovasculares y enfermedades
neurodegenerativas. Recientemente se han identificado
mediadores moleculares de la dinámica mitocondrial
y se ha identificado su regulación postranslacional por
una extensa red de quinasas, fosfatasas y mediadores de
ubiquitinación que ofrecen una nueva comprensión de la
biología celular y de nuevos objetivos terapéuticos. La fina
sintonización de la fisión y fusión celular es fundamental
para los procesos celulares tales como la homeostasis del
calcio, la generación de ATP y las moléculas denominadas
especies reactivas de oxígeno (ERO o ROS: reactive
oxygen species, incluyen iones de oxígeno, radicales libres
y peróxidos), que se encuentran reguladas por proteínas de
la mitocondria que participan principalmente en la fusión
mitocondrial. Teniendo, en consecuencia, un importante
papel en la progresión del ciclo celular, la
apoptosis, la
mitofagia (degradación de unidades mitocondriales; forma
especializada de autofagia por la cual se degradan y reciclan selectivamente las mitocondrias transportándolas
al compartimento hidrolítico de la célula), y proteínas
sensores del nivel de estrés celular y sensores de oxígeno
(regulan el estado redox y controlan actividades enzimáticas,
de canales iónicos y factores de transcripción).
Figura 4. Representación del ADN mitocondrial mostrando los loci afectados en algunas enfermedades.
MND: enfermedad de la motoneurona o esclerosis lateral amiotrófica. MELAS: encefalomiopatía mitocondrial, acidosis láctica y episodios
parecidos a un accidente cerebrovascular. MERRF (myoclonic epilepsy with ragged red fibers): rara enfermedad mitocondrial que cursa
principalmente con mioclonías y epilepsia.
El estado o reacción redox (reducción-oxidación) es
toda reacción química en la que uno o más electrones se
transfieren entre los reactivos, provocando un cambio en
sus estados de oxidación. Para que exista una reacción de
reducción-oxidación, en el sistema debe haber un elemento
que ceda electrones, y otro que los acepte20.
Aunque la generación de ATP es la función principal de
las mitocondrias (Figura 5 y Tabla 1), gran parte del impacto
de la dinámica mitocondrial se refiere a efectos de la
estructura sobre las capacidades no bioenergéticas de las
organelas. Cinco funciones mitocondriales no canónicas
(secundarias) están involucradas en el centro de la dinámica
(forma y función) de las mitocondrias (Tabla 2). Estas
relaciones son bidireccionales, lo que significa que tanto
alteran como son alteradas por la dinámica mitocondrial:
En primer lugar, las mitocondrias están relacionadas con
el retículo endoplasmático en regiones especializadas de
la adherencia de la membrana llamadas: membranas asociadas
a las mitocondrias, que facilitar el flujo de calcio
dentro de las mitocondrias. Las membranas del retículo
endoplasmático asociadas a las mitocondrias permiten el
aumento localizado en los niveles de calcio, propagándose
a través de la célula en forma de onda21. La conexión
retículo endoplasmático-mitocondrias tiene implicancias
en el metabolismo y la homeostasis del calcio. El acoplamiento
de estas organelas aumenta los niveles de calcio
mitocondrial, pudiendo iniciar la apoptosis22 o, a niveles
fisiológicos, mejorar el metabolismo oxidativo mediante
la activación de la piruvato dehidrogenasa (PDH)23. Esta
conectividad retículo endoplasmático-mitocondrias está
regulada por la mitofusina-2, pudiendo crear microdominios
(plataformas estructurales de lípidos y proteínas
que propician la eficiente modulación de los procesos
fisiológicos asociados a la membrana) que facilitan la
fisión24,25 (Figura 2B y Figura 5).
Figura 5. Dinámica y metabolismo mitocondrial. La membrana mitocondrial externa es permeable y la membrana mitocondrial interna
es impermeable. Ambas están separadas por un espacio intermembrana dentro del cual el ión hidrógeno (H+) es bombeado durante el
transporte de electrones. Dentro de la membrana mitocondrial interna existe una matriz mitocondrial que contiene el ADN mitocondrial,
proteínas y ribosomas. Dentro de las crestas residen los cuatro megacomplejos de la cadena de transporte de electrones y la ATP-sintasa,
donde el adenosín difosfato (ADP) y el fosfato inorgánico (Pi) se unen para producir adenosín trifosfato (ATP). El piruvato generado en
el citosol por la glucólisis (vía metabólica por oxidación de la glucosa para obtener energía celular) entra en la mitocondria y genera la
energía celular o permanece en el citosol, convirtiéndose en lactato por la lactato deshidrogenasa (LDH) si el metabolismo mitocondrial
es inhibido. Si el piruvato sigue la primera vía, una vez dentro de la mitocondria, se convierte en acetil coenzima A (CoA) por la piruvato
deshidrogenasa (PDH), principal regulador del metabolismo oxidativo. La PDH puede ser inhibida por la enzima piruvato deshidrogenasa
quinasa (PDK) o activarse por aumento del calcio mitocondrial. El acetil Co A genera combustible en el ciclo de Krebs y dadores de
electrones (NADH: nicotín adenin dinucleótido reducido y FAD: dinucleótido de fl avina y adenina), pasando a la cadena de transporte de
electrones para reducir oxígeno molecular. Este fl ujo de electrones genera el gradiente de iones de hidrógeno quimiosmótico que alimenta
la síntesis de ATP. Además, el fl ujo de electrones genera especies reactivas de oxígeno (ERO o ROS), tales como el anión superóxido
(O2-), que son convertidos en moléculas de peróxido de hidrógeno (H2O2) por la superóxido dismutasa 2 (SOD2). Los mediadores de la
fusión (mitofusina-1 y mitofusina-2) y la enzima que genera lípidos fusogénicos, la fosfolipasa D, residen en la membrana mitocondrial
externa, mientras que la proteína de la atrofi a óptica 1 (OPA1) se encuentra en la membrana mitocondrial interna. La proteína relacionada
con la dinamina-1 (DRP1) mediadora de la fi sión se encuentra en el citosol, pero cuando es activada, como por ejemplo después de la
fosforilación (P) de la serina 616, se ubica en la membrana mitocondrial externa. El ciclo celular y la fi sión mitocondrial están vinculados
por la quinasa ciclina B1-dependiente de ciclina (CDK), asegurando la coordinación de la división nuclear y mitocondrial. El receptor
activado por proliferadores de peroxisoma y coactivador 1α (PGC-1α) y el factor inducible por hipoxia 1 α (HIF-1 α) proporcionan el
control transcripcional de la fi sión y de la fusión. El calcio se mueve desde el retículo endoplasmático a las mitocondrias a través de zonas
de adherencia a la membrana llamadas membranas del retículo endoplasmático asociadas a mitocondrias (MAM). Los niveles de calcio
mitocondrial regulan la actividad de la PDH y la apoptosis. La mitocondria y el retículo endoplasmático también interactúan para crear
microambientes que dirigen la fi sión. Modifi cado de Archer SL. N Engl J Med 2013;369:2236-2251.
Tabla 1. Funciones de la mitocondria
Tabla 2. Funciones secundarias (no canónicas)
de las mitocondrias
En segundo lugar, la biogénesis mitocondrial regulan la
cantidad de mitocondrias para satisfacer la demanda de
energía de la célula y compensar el daño celular. Este proceso
está mediado por el gen coactivador 1α del receptor
que activa la proliferación de peroxisomas γ (PGC-1α), el
cual es importante para la dinámica mitocondrial, ya que
es un coactivador transcripcional de la fusión del mediador
mitofusina-226,27.
En tercer lugar, las mitocondrias tienen un programa de
control de calidad llamado: mitofagia. La mitofagia mantiene
la salud celular a través de un proceso de degradación
selectiva de la mitocondria ante un daño en esta organela,
despolarizando a las mitocondria en vacuolas autofágicas
para su eliminación a través de los lisosomas28,29. La fisión
separa a mitocondrias despolarizadas, mientras coordina la
disminución de la regulación de los mediadores de fusión,
impidiendo el trabajo de reintegración y facilitando de este
modo la mitofagia. Fallos en este proceso están relacionados
con enfermedades como el síndrome de Parkinson30,31.
En cuarto lugar, la actividad mitocondrial atraviesan activamente
el citosol mediante la acción de la dineína y la
kinesina (importantes proteínas motoras asociadas a los
microtúbulos para el transporte intracelular)32. Es incierto
si la movilidad y dinámica mitocondrial tienen una relación
obligatoria; sin embargo, la dineína (motor molecular
para el transporte mitocondrial) regula, también, la fisión33.
En quinto lugar, las mitocondrias son los sensores de
oxígeno en las células dentro del sistema de detección
de oxígeno homeostático, como las células musculares
lisas de la arteria pulmonar y del conducto arterioso
persistente34. Estas mitocondrias especializadas varían la
producción de la difusión de oxígeno reactivo por parte
de la cadena de transporte del electrón en proporción a
los niveles de oxígeno celular, permitiendo la regulación
redox de los canales iónicos, enzimas y factores de transcripción34.
La dinámica mitocondrial es el primer paso en
los mecanismos de señalización redox35,36.
La fisión crea mitocondrias más pequeñas, diminutas, que,
dependiendo del contexto, son más capaces de generar
especies de oxígeno reactivas, facilitando la mitofagia y acelerando la proliferación celular. La fusión produce
una red mitocondrial más interconectada, que mejora la
comunicación con el retículo endoplasmático. La fusión
también permite la difusión de contenido de la matriz
entre las mitocondrias (Figura 2A), diluyendo la mutación
acumulada del ADN mitocondrial37 y proteínas oxidadas.
Tanto la fi sión como la fusión son mediadas por un pequeño
número de enzimas guanosín-trifosfatasas (GTPasas)
altamente conservadas38,39 (Figura 2A y 2B). La fisión es
mediada por la proteína relacionada con la dinamina-1
(DRP1: dynamin-related protein 1)40,41, una proteína
citosólica que al activarse se transloca a la membrana mitocondrial externa (Figura 5). Así, la multimerización
de la DRP1 crea una estructura en forma de anillo que se
contrae y divide a la organela42,43 (Figura 2B). La DRP1
se dirige activamente a la membrana mitocondrial externa
a través de proteínas receptoras no GTPasas, tales como
la proteína de fisión mitocondrial 1 (FIS1)43, el factor de
fisión mitocondrial (MFF)44 y el factor de elongación
mitocondrial 145 (Figura 2B). El ensamble de los aparatos
de fisión es asistido por el retículo endoplasmático, que
hace contacto con la mitocondria, creando un microdominio
para el ensamble de DRP1, MFF y proteínas
proapoptóticas46.
La actividad de la DRP1 se regula rápidamente por efectos
opuestos de la fosforilación en dos llaves serinas. La
fosforilación de la serina 616 aumenta la actividad del
DRP1, mientras que la fosforilación de la serina 637 la
reduce (Figura 5). Cada serina es el blanco de diferente
quinasas y fosfatasas, vinculando de esta manera la fisión
mitocondrial a procesos celulares cruciales. La relación de
la fosforilación de la serina 616 a serina 637 determina la
actividad DRP1 y refleja los efectos agregados de muchas
quinasas y fosfatasas.
La fusión está mediada por las isoformas mitofusina 1 y
mitofusina 2 en la membrana mitocondrial externa y por
la proteína de la atrofia óptica 1 (OPA1) en la membrana
mitocondrial interna47 (Figura 2A y Figura 5). Las mitofusinas
1 y 2 están enfocadas a la mitocondria por secuencias
en sus dominios transmembrana y C-terminal48. Las mitofusinas
inician la fusión mediante la creación entre mitocondrias
adyacentes de homodimérica o heterodimérica,
antiparalela y vínculos de doble espiral49 (Figura 2A). La
mitofusina-2 está también localizada en el retículo endoplasmático,
donde altera las características morfológicas
y promueve el anclaje retículo endoplasmático-mitocondrial48,
y así mejorar la captación de calcio mitocondrial24.
La OPA1 tiene ocho variantes de empalme, cada una con
una diferente actividad de fusión y susceptibilidad de la
proteasa mitocondrial50. Los mediadores de fusión son
regulados por el metabolismo mitocondrial, y cuando
están disminuyendo o disfuncionando por lo general hay
una reducción de la capacidad oxidativa mitocondrial50.
La fusión y la fisión están guiadas por lípidos generados
por la fosfolipasa mitocondrial D, especialmente el acido
fosfatídico25. El grupo de cabeza lipídico del ácido fosfatídico
(negativamente cargado) provoca una curvatura
negativa de bicapas de lípidos y recluta proteínas adaptadoras,
promoviendo la fusión25. Sin embargo, el ácido
fosfatídico puede ser hidrolizado por la lipina-1, creando
diacilglicerol, que promueve la fisión51.
Alteraciones mitocondriales y su relevancia clínica
Podemos considerar tres mecanismos de alteración mitocondrial:
A. Un mecanismo preponderantemente estructural donde
el inter-juego de fusión y fisión mitocondrial se ve
alterado. Parecería cada vez más evidente la validez de
la “teoría simbiótica de la mitocondria”, que postula que
esta organela fue en algún momento de la evolución una
bacteria que en la dinámica de la filogenia pasó a formar
parte de la célula eucariota. La mitocondria puede adquirir
estructura granular o filamentosa, dividirse y fusionarse
nuevamente con distintas partes, regulado por señales y
moduladores proteicos de su membrana, o bien fusionarse
con otra mitocondria presente en la misma célula. Este
proceso de fusión y fisión alcanza su máxima complejidad
en la célula humana. A los fines de la transferencia
de conocimientos de la investigación del laboratorio a la
clínica, resulta preponderante los disturbios en la dinámica
mitocondrial que puede dar lugar a distintas enfermedades;
particularmente: persistencia del ductus arterioso, hipertensión
arterial pulmonar (HAP) y cáncer de pulmón52,53.
B. Alteraciones de la maquinaria bioenergética, como la
disminución del proceso oxidativo a partir de la inhibición
de la enzima piruvato deshidrogenasa (PDH) -enzima
reguladora del paso de piruvato (metabolito final de la
vía de degradación de la hexosa-monofosfato) a acetil
coenzima A (acetil-coA) -que junto con el oxalacetato dan
lugar al ciclo de Krebs (la acetil-coA es el combustible;
el oxalacetato la chispa encendedora) resultando en la
generación de ATP y oxidación de NADH con la consiguiente
transferencia de H+ a la cadena respiratoria con el
resultado final de producción de CO2, H2O y O2, que por
la enzima super-óxido de dismutasa (SOD) localizada en
las membrana mitocondrial se transforma en H2O2 (ROS),
difundiendo hacia el núcleo (Figura 5). Alteraciones en
estos pasos pueden generar HAP, ductus arterioso persistente
y cáncer de pulmón.
C. Participación en la respuesta inflamatoria sistémica
(RIS), el disparador (“trigger”) es la unión de la organela
inflamasoma RPL3 -la membrana más interna del retículo
granular en reposo- que por un mecanismo no conocido
adopta una conformación circular y se traslada a la membrana
externa de la mitocondria, produciendo el estímulo
para amplificar la formación de ROS y consiguiente estimulación
del endotelio vecino a la célula “blanco” con la
síntesis y liberación de citoquinas pro-inflamatorias y otros
mediadores que perpetuarán la RIS presente entre otros
procesos mórbidos en aterosclerosis, diabetes mellitus y
cáncer, con las secuelas clínicas de fatiga, malnutrición,
hipotensión ortostática y estado de hipercoagulabilidad;
el marcador bioquímico de mayor sensibilidad a la fecha
es la proteína C reactiva que se encuentra elevada54,55.
Enfermedades cardiovasculares que involucran a la dinámica mitocondrial
Los trastornos de la dinámica mitocondrial están implicados
en enfermedades neurodegenerativas, neoplásicas,
endocrinas (diabetes) y cardiovasculares (hipertensión
pulmonar, ductus arterioso persistente, etc.) (Figura 4).
Este mismo patrón de desorden de la proliferación celular
y resistencia a la apoptosis es vista en enfermedades como el cáncer y enfermedades cardiovasculares. La
disfunción mitocondrial también es vista en enfermedades
neurodegenerativas donde los niveles de fisión, se hayan
incrementados y hay una alteración de la fusión resultando
en fragmentación mitocondrial como la regla en las enfermedades
neurodegenerativas de los adultos. Entre ellas
encontramos al parkinsonismo familiar, la enfermedad de
Alzheimer, la enfermedad de Huntington y la esclerosis
lateral amiotrófica, como así también neuropatías como la
enfermedad de Charcot-Marie-Tooth y la atrofia óptica30,31.
Hipertensión arterial pulmonar
La hipertensión arterial pulmonar (HAP) se define como
un grupo de enfermedades caracterizadas por el aumento
progresivo de la resistencia vascular pulmonar (RVP)
que conduce al fallo del ventrículo derecho y a la muerte
prematura56-58. Es una vasculopatía pulmonar obstructiva;
aunque la vasoconstricción, la inflamación y la trombosis
contribuyen a la patogénesis, una “visión oncológica” está
emergiendo, la cual sostiene que una proliferación excesiva
y una deficiente apoptosis participan en la progresión
de la enfermedad59.
Muchos factores contribuyen al fenotipo neoplásico de la
HAP60,61. Tanto el sensado de oxígeno como la disfunción
mitocondrial son desórdenes observados en la célula
muscular lisa de la arteria pulmonar, como se indica por
la activación normal del oxígeno del factor 1α inducible
por hipoxia (HIF-1α) y la fragmentación mitocondrial62.
La huella de la dinámica mitocondrial en la HAP es similar
a la hallada en el cáncer, con disminución de la fusión26 mediada por la mitofusina-2 y aumento excesivo de la
fisión mediada por la DRP136.
La HAP resulta y es, a su vez, un modelo clínico del desbalance
entre los procesos de fisión y fusión mitocondrial con
un predominio del primero sobre el segundo; la molécula
clave que regula la fisión mitocondrial es la DRP1. Esta
proteína se encuentra inactiva durante la fusión mitocondrial
por prevalencia de la fosforilación del residuo 687
de la serina (ser687) respecto al residuo ser616, y una
activación de las proteínas de membrana mitofusina 1 y 2,
sobre todo este último subtipo. Al incrementarse la fisión
mitocondrial se produce un desbalance de la fosforilación
a favor de ser616 y disminución de la mitofusina 2; la
preponderancia de la fisión mitocondrial trae aparejado
alteraciones a nivel del circuito pulmonar: yendo esta vez
desde la clínica a lo molecular se correlaciona la reducción
en la longitud de los troncos de los vasos pulmonares en
forma de corte abrupto de sus extremidades y mayor señal
en sus ramas también amputadas en una resonancia magnética
nuclear, donde también se evidencia agrandamiento
y aumento de la señal del ventrículo derecho, la pérdida de
vasos pulmonares se correlaciona a nivel histológico por
obstrucción arterial de tipo plexiforme, con proliferación
de la íntima, la patente molecular es la de una promoción
de los mecanismos anti-apoptóticos en la capa muscular
arterial; la principal molécula implicada es el factor inductor
de hipoxia 1 alfa (HIF-1alfa: hypoxia-inducible
factor 1α). El HIF-1alfa despliega múltiples acciones: se
dirige desde el núcleo a la mitocondria, donde estimula
a la enzima piruvato deshidrogenasa kinasa (PDK) que
inhibe a la PDH; por lo tanto disminuye el mecanismo
oxidativo de la mitocondria; perpetúa el desbalance de
DRP1/mitofusina-2, con la consiguiente perpetuación
del predominio del proceso de fisión sobre el de fusión
mitocondrial (Figura 5); a su vez, estimula la expresión
por el receptor del factor de crecimiento endotelial vascular
1 y 2 (VEGFR1-2: vascular endothelial growth
factor receptor 1-2) por dos vías: una por estimulación
directa, y otra indirecta a través de la inducción de la
enzima ciclooxigenasa-2 (COX-2), que también estimula
la expresión del VEGFR1-2, además de sintetizar prostaglandina
E2 (PG-E2) a partir del ácido araquidónico
de la membrana interna del endotelio, la PG-E2 es un
mediador junto con las citoquinas en la perpetuación de
la RIS, que en la HAP está presente de una manera baja y
persistente63,64. El desencadenamiento del accionar HIF1-
VEGF1-2, producen los vasos de la periferia de los troncos
pulmonares con caracteres de sinuosidad, amputación y un
patrón propio de respuesta a aminas vasoactivas. A nivel
molecular se produce la activación del oncogen c-myc que
perpetúa la proliferación de la íntima e hiperplasia de la
capa muscular, la activación del oncogen c-myc induce
triple respuesta: anti-apoptosis, crecimiento de las capas
celulares y remodelación de los vasos36,65.
Ductus arterioso persistente
Minutos posteriores al nacimiento se produce una disminución
marcada del flujo sanguíneo por el ductus arterioso
persistente (DAP) como consecuencia tanto de la caída
de la secreción por la placenta de PGI2, como por la vasoconstricción
del DAP debido al incremento de la PO2
por la respiración pulmonar; en el 90% de los neonatos
el DAP se cierra a las 72 horas por estos mecanismos,
produciéndose una reacción fibrosa que terminará por
ocluirlo totalmente en promedio a la semana de vida
extra-uterina66,67. A nivel molecular la explicación del
cierre del DAP se explica porque el mecanismo de la
permeabilidad del conducto es subyacente al mecanismo
sensor de oxígeno por el potencial redox de la mitocondria,
las ROS de la mitocondria son convertidas en la membrana
en H2O2 por la SOD, el ión OH- regula los canales
iónicos de la célula, que a su vez está en equilibrio con la
formación de la DRP1; tanto la regulación de los canales
iónicos, como la cantidad de DRP1 están en conexión
con la fisión mitocondrial, si se inhibe la misma el DAP
permanecerá permeable, ya que habrá menor potencial de
óxido-reducción y DRP1, y por ende menor formación
de OH-. Vale decir que la estabilidad mitocondrial es
determinante para el estado tanto de los vasos arteriales
pulmonares como del conducto arterioso, y su afectación,
ya sea en más o en menos, tendrá consecuencias nocivas
para el organismo. Por otro lado el oxígeno induce el
cierre del DAP por estimulación de la ciclina B1-CDK1,
proteína reguladora del ciclo celular modulada por la fisión mitocondrial que promueve la transición de las células
musculares del ductos de la fase G2 a M, con hiperplasia
y posterior aposición de material conectivo con el cierre
del mismo38,52.
Diabetes mellitus
Los defectos de fusión mitocondrial promueven el desarrollo
de diabetes en modelos murinos de diabetes mellitus
tipo 1. En pacientes con obesidad o diabetes mellitus tipo
2, la fusión se ve afectada también, como evidencia de la
disminución de la expresión de mitofusina 2 y del tamaño
mitocondrial68. La supresión hepática de mitofusina 2 incrementa
la generación de especies reactivas de oxígeno
y provoca intolerancia a la glucosa por disminución de la
secreción de insulina69. La disminución de mitofusina 2
impide el consumo de oxígeno y promueve la diabetes.
Ratones con menores porcentajes de células pancreáticas
β presentan una alteración de la secreción de insulina
estimulada por la glucosa, desarrollando hiperglucemia70.
Aunque el grave deterioro de la fusión promueve diabetes,
es poco probable que la restauración de la fusión mitocondrial
sea sencilla, ya que la fragmentación mitocondrial es
requerida para la mitofagia. Las mitocondrias, bajo fisión
asimétrica, resultan tanto en mitocondrias normales como
despolarizadas, mitocondrias disfuncionales deficientes en
OPA171. La deficiencia aislada de OPA1 de mitocondrias
anormales evita su reintegración en cadena. Este deterioro
de la fusión localizada y mitofagia es beneficioso. De
hecho, la inhibición de la mitofagia por una mejora de la
fusión (como sobreexpresión de la OPA1) conduce a la
acumulación de mitocondrias dañadas con alteración de
la respiración y reducción de la secreción de insulina71.
Isquemia e injuria de reperfusión
A pesar de las eficaces técnicas de reanimación, la mortalidad
de un paro cardíaco sigue siendo alta, en parte a
causa de la isquemia vascular e injuria de reperfusión.
En el riñón, el mdivi-1 (mitochondrial fission inhibitor: inhibidor selectivo de la fisión mitocondrial) protege a
las células tubulares renales de la fisión inducida por la
lesión por isquemia-reperfusión72; también fue vista su
acción protectora en un modelo de lesión de isquemiareperfusión
cardiaca73.
Durante el paro cardíaco, la DRP1 se activa mediante la
desfosforilación de DRP1 mediada por la calcineurina en
serina 63774. La resultante fisión aumenta la producción
de especies reactivas del oxígeno, aumenta los niveles de
calcio y limita la relajación diastólica. La inhibición de la
DRP1, ya sea directamente o mediada por la calcineurina,
puede tener un efecto terapéutico.
Miocardiopatía
La ablación cardíaca condicional de isoformas de mitofusina
simultáneamente tiene efectos perjudiciales sobre las
características morfológicas mitocondriales, la respiración
y la función contráctil, lo que resulta en la muerte por
falla cardíaca75,76. Por el contrario, la deleción (anomalía
estructural) de una sola isoforma de mitofusina es cardioprotectora
contra la isquemia-injuria de reperfusión y de
especies reactivas de oxígeno. La supresión cardíaca de
mitofusina-2 da como resultado hipertrofia y disfunción
mitocondrial en forma leve, con una ligera reducción en
la función de ventrículo izquierdo. Sin embargo, en estos
ratones experimentales se ha reducido la susceptibilidad
a la activación del poro de transición de permeabilidad
mitocondrial77. Posteriormente, los mismos investigadores
mostraron que la supresión condicional de mitofusina-1
también produce una función cardíaca basal normal y se
encuentran protegidos de la cardiotoxicidad inducida por
especies de oxígeno reactivo.
Similitudes con el cáncer
La disfunción mitocondrial descripta en enfermedades
vasculares como la HAP y el DAP comparte mecanismos íntimos comunes con el cáncer de pulmón. Se conoce
que las características de las células tumorales son un
estado anti-apoptótico, con remodelación de los vasos
del microambiente (angiogénesis) y crecimiento del
tejido patológico. Hacia 1930, el bioquímico alemán
Otto Heinrich Warburg describió el fenómeno que lleva su
nombre, por el cual la célula tumoral, independientemente
de la concentración de oxígeno del medio, utiliza siempre
el mismo porcentaje, con menor actividad de la PDH en la
vía oxidativa de la glucosa, y una mayor actividad a nivel
citoplasmático de la láctico deshidrogenasa (LDH), lo cual
genera ácido láctico a partir del piruvato, con generación
de 2 ATP en lugar de 36 ATP, la provisión de H+ a la cadena
respiratoria mitocondrial se hacía vía el ciclo de las
pentosas, o sea que vías triviales para una célula normal,
no lo son para la célula neoplásica. Warburg consideró que la mitocondria de la célula tumoral era impermeable
y por ello no se podía continuar la oxidación aeróbica de
la glucosa en la misma. El mecanismo se comprobó por
otros investigadores.
En 1931 fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina,
por su descubrimiento de la naturaleza y el modo de
acción de la vía oxidativa aeróbica de la glucosa, junto a
Embden y Meyerhof. En años recientes se comprobó que
la membrana externa de la mitocondria, no es impermeable
como pensaba Warburg, y el fenómeno que el describió constituye un fenotipo bioquímico de la célula tumoral78,79.
El advenimiento del conocimiento acerca de la disfunción
mitocondrial posibilitó comprender que ciertos fenómenos
que acontecen en la célula tumoral son comunes a alteraciones
cardiovasculares y que no sólo el efecto Warburg
estaba implicado en el metabolismo tumoral. Así, tanto la
HAP como el DAP comparten con el cáncer de pulmón
alteraciones en la DRP1 que posibilitan un desbalance a favor
de la fisión mitocondrial con menor fusión, activación
de la ciclina B1-CDK1 con progresión en el ciclo celular
y división de la células tumorales, más estimulación del HIF-1alfa con su acción sobre COX-2 y VEGFR1-2 en el
remodelado de los vasos del microambiente tumoral. A su
vez, se ha comprobado que la disminución de la mitofusina
2, que estimula la fusión mitocondrial, activa mecanismos
de reproducción tumoral e hipertrofia del miocardio con
disfunción ventricular izquierda52,76.
De este modo procesos patológicos que hasta hace unos
años se consideraban antagónicos como los cardiovasculares
y los neoplásicos, comparten mecanismos en
común, determinando que algunos padezcan una u otra
enfermedad (sin ser excluyentes) es un desafío abierto.
Conclusiones
La disfunción mitocondrial está involucrada en los mecanismos
de una gran variedad de enfermedades, pudiendo
ofrecer objetivos terapéuticos comunes. Antes de intentar
utilizar la dinámica mitocondrial terapéuticamente, se
requiere una evaluación adicional para identificar los
objetivos moleculares óptimos y definir las dosis seguras
y eficaces de moduladores de fisión y fusión, eligiendo
selectivamente las poblaciones celulares involucradas y
requiriéndose moduladores moleculares o farmacológicos
adicionales de fisión y fusión.
El desarrollo de tratamientos metabólicos y farmacológicos
eficaces para enfermedades mitocondriales definidas
es una promesa para futuras terapias que podrían mejorar
los síntomas de una amplia gama de alteraciones metabólicas
y trastornos degenerativos e incluso el envejecimiento.
Siendo necesarias futuras líneas de investigación para
definir las conductas a seguir.
Recursos financieros
Los autores no recibieron ningún apoyo económico para la investigación.
Conflicto de intereses
Los autores declararon no tener conflicto de intereses.
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