EDITORIAL
“Todo hombre puede ser, si se lo propone,
escultor de su propio cerebro”
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934)
Los últimos días de Diciembre de 2019 marcaron el inicio de un
gran cambio en el planeta, un impacto que conmocionó al mundo y que
ocasionó los cambios dinámicos que aún están y estarán en curso. Ya
nada será igual, todo se vio afectado. Nuestra convivencia e interacción,
trabajo, comunicaciones, traslados, movimientos, todos los aspectos de
nuestras vidas se han visto afectados. Ese Diciembre de 2019, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) fue informada sobre la presencia
de casos inusuales de neumonía de causa desconocida en la ciudad de
Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en la República Popular China1.
Rápidamente, se extendió la hipótesis que la propagación del brote habría
comenzado en individuos que tenían vinculación con trabajadores del
Mercado Mayorista de Mariscos y animales vivos de Wuhan. Sin embargo,
hasta la fecha, la OMS todavía no puede afirmar el origen real, según los
informes más reciente2,3.
El agente causante del brote identificado en Wuhan fue un nuevo
coronavirus, que luego sería nombrado SARS-CoV-2 (severe acute
respiratory syndrome coronavirus 2) por el Comité Internacional de
Taxonomía de Virus1,4. El 30 de enero de 2020, la OMS declaró ese brote
como una Emergencia de Salud Pública de importancia internacional.
El 11 de marzo de 2020, la OMS reconoció a CoViD-19 (coronavirus
disease of 2019) como una pandemia mundial5.
Afortunadamente, varios países no sólo han iniciado la vacunación,
sino que llevan un gran porcentaje de la población ya vacunados.
Para fin de Junio de 2021, se habían reportado más de 181 millones
de pacientes infectados con el virus SARS-CoV-2 y casi 4 millones de
muertes reportadas por CoViD-196. Al día de esta publicación, a nivel
mundial, hay más de 139 vacunas realizadas en diferentes plataformas en
fases de investigación, 59 países se encuentran en curso 415 ensayos de
vacunas en diferentes fases de investigación y 22 vacunas contra CoViD-19
aprobadas por al menos en un país7. La resistencia de las personas a recibir
vacunas disponibles seguras y recomendadas es conocida como “incertidumbre
a las vacunas”. Una investigación llevada a cabo principalmente
en países de ingresos altos cita preocupaciones sobre la seguridad de las
vacunas contra CoViD-19, incluido el rápido ritmo de desarrollo de la
vacuna, como una de las principales razones de la incertidumbre8; pero
los datos de países de ingresos bajos y medianos han sido limitados9.
En un estudio de investigación realizado en varios países, Solis Arce
y col.9 proporcionaron cinco determinantes principales generadores de la
incertidumbre a las vacunas: confianza, complacencia, conveniencia (o
limitaciones), cálculo de riesgo y responsabilidad colectiva10. Promover la
adopción de vacunas (particularmente aquellas contra CoViD-19) requerirá
comprender si las personas están dispuestas a vacunarse, las razones
por las que están dispuestas o no a hacerlo, y las fuentes de información
más confiables en su toma de decisiones. El estudio de Solis Arce y col. se
realizó entre junio de 2020 y enero de 2021, en 15 estudios llevados a cabo
en África, el sur de Asia, América Latina, Rusia y los Estados Unidos9.
En el análisis se incluyeron siete estudios en países de bajos ingresos
(Burkina Faso, Mozambique, Ruanda, Sierra Leona y Uganda), cinco
estudios en países de ingresos medianos bajos (India, Nepal, Nigeria y
Pakistán) y un estudio en un país de altos ingresos. Los autores compararon
estos hallazgos con los de dos países a la vanguardia de la investigación
y el desarrollo de vacunas: Rusia y Estados Unidos9. En general,
encontraron que la tasa de aceptación promedio en todo el conjunto de
estudios en los países de ingresos bajos y medianos fue del 80,3%. Los
datos muestran que la aceptación de la vacuna se explica principalmente
por el interés en la protección personal contra CoViD-19, mientras que
las preocupaciones sobre los efectos secundarios son las razones más
comunes de incertidumbre, y los trabajadores de la salud son las fuentes
de orientación más confiables sobre las vacunas contra CoViD-199.
Tal vez sea posible que la experiencia vivida en los países de ingresos
bajos y medianos, donde muchas enfermedades infecciosas prevenibles
con vacunas siguen causando miles de muertes al año, dé como resultado
una mayor necesidad o valor percibido de las vacunas. Por el contrario,
los países de ingresos altos han logrado eliminar o erradicar numerosas
enfermedades prevenibles mediante vacunación y, como consecuencia,
muchas personas, incluidos los profesionales médicos, no han visto los
efectos devastadores de estas enfermedades en sus respectivos países. Esto
podría dar lugar a complacencia, cálculos de riesgo alterados y responsabilidad
colectiva limitada sobre la toma de decisiones de vacunación.
Por otro lado, con la amplia disponibilidad de celulares (smartphones),
la mayoría de las personas pueden acceder a internet y redes
sociales. Aunque ésta puede ser una gran herramienta para la educación
e información fehaciente, componente clave de la toma de decisiones
sobre la vacunación, indiscutiblemente es un nuevo desafío, pues abunda
la información errónea, fakenews (incluidos mensajes “antivacunas”) e
información incompleta, así como inconsistente e información científica
complicada que puede ser difícil de comprender.
Las razones de la aceptación y las dudas de la vacuna CoViD-19
siguen siendo complejas. A medida que surjan nuevas variantes del virus
SARS-CoV-2, añadiendo mayor complejidad, y que nuevas vacunas lleguen
al mercado, será importante mantener un delicado equilibrio en la
comunicación de lo que se sabe y el reconocimiento de las incertidumbres
que quedan. Los investigadores y las empresas farmacéuticas deberán ser
lo más comunicativos posibles, con datos de investigación sobre vacunas
contra CoViD-19 disponibles. Las revistas médicas deberán garantizar que
el uso de “revisiones” no comprometa la solidez del proceso de revisión
por pares de las publicaciones clave sobre la seguridad y eficacia de las vacunas
o los resultados de las investigaciones relacionadas. Los gobiernos
deben ser transparentes sobre sus programas de respuesta al CoViD-19 y la
disponibilidad de vacunas, y deberán revelar cómo se toman las decisiones
clave. La notificación de eventos adversos después de la vacunación es un
componente clave del seguimiento de la implementación de los programas
de vacunación y, aunque es importante que estos eventos se documenten
y notifiquen, la cobertura mediática intensiva también puede disuadir a
las personas de vacunarse. Por lo tanto, los medios de comunicación
deben informar de manera responsable y transparente, proporcionando
información clara e imparcial a sus audiencias. Finalmente, las personas
que usan internet y redes sociales (incluidos científicos y médicos) deben
hacerlo de manera responsable para evitar difundir falsedades o usar un
lenguaje que podría malinterpretarse y, por lo tanto, podría aumentar las
dudas sobre las vacunas.
Un problema adicional puede verse en la evolución de los estudios
de vacunas para el CoViD-19 en curso. A pesar de los resultados bastante
satisfactorios obtenidos con la aplicación de las vacunas aprobadas, muchos
estudios en curso no encuentran eco en la población para conseguir
candidatos, ya que dicha población no desea ser parte del grupo control
o sea recibir placebo en lugar de un producto activo (vacuna); por lo
tanto, el número de países que estudian vacunas en estudios doble ciego
se encuentra reducido en los últimos meses.
Priorizar la distribución de vacunas a los países de ingresos bajos y
medianos está justificado no sólo por motivos de equidad, sino también
por la expectativa de mayores rendimientos marginales para maximizar
la cobertura global a un ritmo más rápido. El mundo comparte una responsabilidad
colectiva en la lucha contra esta pandemia; por lo tanto, la
investigación continua sobre la aceptación y las dudas de la vacuna contra
CoViD-19 debe ser una prioridad. Luego, dicha investigación debe usarse
para informar campañas contextualizadas y el intercambio de información
que, en última instancia, resultará en una mayor confianza y aceptación
de las vacunas disponibles.
Dr. Sergio V. Perrone
Director
1. Wang D, Hu B, Hu Ch, Zhu F, Liu X, Zhang J, Wang B, Xiang H, Cheng Z, Xiong
Y, et al. Clinical Characteristics of 138 Hospitalized Patients With 2019 Novel Coronavirus-Infected Pneumonia in Wuhan, China. JAMA 2020;323(11):1061-1069.
2. Zheng YY, Ma YT, Zhang JY, Xie X. COVID-19 and the cardiovascular system.
Nat Rev Cardiol 2020;17(5):259-260.
3. Gorbalenya AE, Baker SC, Baric RS, de Groot RJ, Drosten C, Gulyaeva AA,
Haagmans BL, Lauber C, Leontovich AM, Neuman BM, Penzar D, Poon LLM,
Samborskiy D, Sidorov IA, Sola I, Ziebuhr J. The species Severe acute respiratory
syndrome-related coronavirus: classifying 2019-nCoV and naming it SARS-CoV-2.
a statement of the Coronavirus Study Group. Nat Microbiol 2020; 5(4): 536-544.
4. Huang C, Wang Y, Li X, Ren L, Zhao J, Hu Y, et al. Clinical features of patients infected
with 2019 novel coronavirus in Wuhan, China. Lancet 2020;395(10223):497-506.
5. WHO. 11 de marzo de 2020. https:www.who.int/es/director-general/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-at-the-media-briefing-on-covid-19---11-march-2020.
6. World Health Organization. https://covid19.who.int/ (accessed 30 June 2021)
7. McGill COVID19 Vaccine Tracker Team. https://covid19.trackvaccines.org/
8. Wouters OJ et al. Lancet 2021;397: 1023-1034.
9. Solis Arce JS et al. Nat Med 2021; 27:1385-1394.
10. Wiysonge CS et al. Hum Vaccin Immunother 2021; 8: 1-3.
11. Abdool Karim SS, de Oliveria T. N Engl J Med 2021; 384:1866-1868.