CONSENSO
Iª Directiva Latinoamericana para la evaluación y
conducta en la insuficiencia cardíaca descompensada
Parte I
Grupo de Estudios de Insuficiencia Cardíaca (GEIC) del Departamento de Clínica de la Sociedad Brasilera de Cardiología y el Departamento de Directivas de la Sociedad Brasilera de Cardiología
Desarrollada en colaboración con las Sociedades Latinoamericanas de Cardiología
Argentina
Federación Argentina de Cardiología
Sociedad Argentina de Cardiología
Chile
Sociedad Chilena de Cardiología
Costa Rica
Asociación Costarricense de Cardiología
Colombia
Sociedad Colombiana de Cardiología
Ecuador
Sociedad Ecuatoriana de Cardiología
Guatemala
Asociación Guatemalteca de Cardiología
Perú
Sociedad Peruana de Cardiología
Uruguay
Sociedad Uruguaya de Cardiología
Venezuela
Sociedad Venezolana de CardiologíaParaguay
Paraguay
Sociedad Paraguaya de Cardiología
México
Sociedad Mexicana de Cardiología
Sociedad Mexicana de Insuficiencia
Cardíaca
Sociedades Latinoamericanas
Sociedad Interamericana de Cardiología
Sociedad Suramericana de Cardiología
Miembros del Comité
Edimar Alcides Bocchi, MD, Chairman
Fábio Vilas-Boas, MD, Associate Chairman
Sergio V. Perrone, MD, Associate Chairman
Angel G. Caamaño, MD, Associate Chairman
Coordinadores de Grupos
Carlos Vicente Serrano Junior, MD
Denilson Albuquerque, MD
Dirceu Almeida, MD
Fernando Bacal, MD
Luís Felipe Moreira, MD
Maria de la Consolação Moreira, MD
Nadine Clausell, MD
Participantes
Adonay Mendonza, MD
Antonio Carlos Pereira Barreto, MD
Arturo Tejeda, MD
Daniel Chafes, MD
Efraim Gomez, MD
Erick Bogantes. MD
Estela Azeka, MD
Evandro Tinoco Mesquita, MD
Humberto Vilacorta, MD
Jesus Sanches, MD
João David de Souza Neto, MD
José Luís Vuksovic, MD
Juan Paes Moreno, MD,
Júlio Aspe y Rosas. MD
Lidia Zytynski Moura, MD
Luís Antonio de Almeida Santos, MD
Luis Eduardo Rohde, MD
Marcos Parioma Javier, MD
Martin Garrido Garduño, MD
Múcio Tavares, MD
Pablo Castro, MD
Raul Spinoza, MD
Reynaldo Castro de Miranda, MD
Ricardo Mourilhe Rocha, MD
Roberto Paganini, MD
Rodolfo Castano Guerra, MD
Salvador Rassi, MD
Sofia Lagudis, MD
Solange Bordignon, MD
Solon Navarette, MD
Victor Issa, MD
Waldo Fernandes, MD
Comité de Publicación
Edimar Alcides Bocchi,MD
Fábio Vilas-Boas, MD
Nadine Clausell,MD
Maria de la Consolação Moreira
Sociedad Brasilera de Cardiología
Departamento de Directivas
Jorge Ilha Guimarães
Introducción
1. Razones para la Iª Directiva Latino Americana
de Insuficiencia Cardíaca Descompensada
La Insuficiencia Cardíaca (IC) es un síndrome endémico en
todo el mundo. Puede manifestarse como enfermedad crónica
estable o descompensada. De acuerdo con la I Directiva Latino
Americana de Insuficiencia Cardíaca Descompensada (ICD),
la forma descompensada puede ser de reciente comienzo (aguda),
o como inestabilización (descompensación) de un cuadro
crónico o estar persistente en una forma refractaria. La IC probablemente
en la forma descompensada es la principal causa
de internación en los países desarrollados y la tercera causa en
los países como Brasil. Mientras tanto, en estos países semejantes
al Brasil continúa como la primera causa cardiovascular
de internación y con alta mortalidad. Los datos pueden ser aún
más expresivos si se considera la internación por causas que
determinan Insuficiencia aguda como el infarto agudo del miocardio.
La IC progresiva es causa importante de óbito en pacientes
con IC además de la muerte súbita, o debida a otras
causas no cardíacas. Antecediendo la muerte por IC progresiva,
generalmente, los pacientes manifiestan la forma descompensada
de la IC. Así, el gran desafío en el tratamiento de la
ICD es la prevención de la muerte y la mejora de la calidad de
vida. En el tratamiento de la ICD, el cardiólogo debe servirse
de las mejores evidencias disponibles. Entretanto, como puede
ser fácilmente notado en esta Directiva, las evidencias disponibles
en la mayoría de los casos son de grado C o D, insatisfactorias
para basar mejores decisiones. Evidencias del tipo
A son infrecuentes. Así, ante las limitadas evidencias, la reunión
de opiniones de cardiólogos “experts” en el área, tiene
un papel fundamental en el auxilio a los médicos que asisten
pacientes con ICD. La participación de cardiólogos de toda
América Latina constituye una oportunidad única de incluir
conocimientos de cardiólogos de vastas áreas con patrones
culturales y sociales frecuentemente semejantes o no, adecuando
la aplicación de la I Directiva para esta región. Se destaca
también la reducida inversión en investigación en América
Latina sea por Instituciones públicas o privadas a pesar de su
gran importancia.
2. Participantes y diseño de la Iª Directiva
Latinoamericana de Insuficiencia Cardíaca
Descompensada
El Grupo de Estudios de Insuficiencia Cardíaca a través de la
Sociedad Brasilera de Cardiología (GEIC) solicitó a las Sociedades
Latinoamericanas que sus representantes fueran “experts”
en Insuficiencia Cardíaca, ya sea en investigación o en asistencia.
Hubo sugerencias, pero la decisión final le cupo a cada
Sociedad. Siguiendo el programa que incluía ítems fundamentales
en ICD, un texto previo fue preparado por integrantes del
GEIC y distribuido a cada participante para modificaciones.
Un encuentro definitivo fue realizado, donde en una fase inicial
cada participante integró un grupo que elaboró un capítulo
o parte. Cada texto resultante fue a debate en reunión conjunta
de todos los participantes y votado con secreto individual preservado.
Así, de “consenso” y votación surgió el documento
oficial aquí presentado. Creemos que este diseño permitió una
Directiva con conclusiones lo más independientes posible.
Aquellas pocas Sociedades que no pudieron enviar a tiempo
sus representantes para el encuentro final, revisaron el documento
posteriormente dando su acuerdo.
3.Clasificación de los Grados de Recomendación y niveles de Evidencia
Grados de recomendación
Clase I. Evidencias y/o acuerdo general de que el procedimiento
es benéfico y efectivo.
Clase II. Evidencias conflictivas y/o divergentes sobre la utilidad
y eficacia del procedimiento o tratamiento.
IIa. Las evidencias y opiniones favorecen la utilización del
procedimiento o tratamiento.
IIb. Las evidencias y opiniones no respaldan adecuadamente
la utilización o eficacia del procedimiento o tratamiento.
Clase III. Evidencias y/o acuerdos de que el procedimiento o
tratamiento no es benéfico, pudiendo ser deletéreo.
Niveles de evidencia
A. Datos obtenidos a partir de varios ensayos aleatorios o de
meta-análisis de ensayos clínicos aleatorios.
B. Datos obtenidos de un único ensayo clínico randomizado, o
de varios estudios no randomizados.
C. Datos obtenidos de estudios, incluyendo serie de casos.
D. Datos obtenidos de opiniones consensuales de especialistas
en el asunto.
Así, la disponibilidad de esta Iª Directiva Latinoamericana de
Insuficiencia Cardíaca Descompensada, resultante del trabajo
conjunto de todas la Sociedades Latinoamericanas, y una revisión
crítica de la evaluación y tratamiento de la ICD, auxilia a
aquellos que enfrentan el desafío de conductas y tratamiento
de este síndrome tan grave cuanto frecuente.
Dr. Edimar Alcides Bocchi
I. Importancia epidemiológica de la insuficiencia cardíaca descompensada
La IC es una enfermedad de prevalencia e incidencia elevada
en prácticamente todo el mundo. En los Estados Unidos, son
diagnosticados anualmente cerca de 400.000 nuevos casos1.
Datos del estudio de Framinghan demostraron que la incidencia
de IC aumenta progresivamente en ambos sexos de acuerdo
con la edad, alcanzando más de 10 casos nuevos anuales
por 1.000 septuagenarios y 25 casos nuevos anuales por 1.000
octogenarios2. La interacción entre edad y aparición de IC también
fue demostrada en estudios de prevalencia de diversos
países europeos3. La ICD es la causa aislada más frecuente de
hospitalización en la población añosa, un fenómeno que se ha
acentuado progresivamente. Las altas hospitalarias con diagnóstico
final de IC, por ejemplo, crecieron de 377.000 en 1979
a 999.000 en 2000, un incremento absoluto de 164%.
En el Brasil, las admisiones hospitalarias por IC representaron
aproximadamente el 4% de todas las hospitalizaciones y el 31%
de las internaciones del aparato circulatorio en el año 20024.
La Tabla 1 ilustra datos relativos a las admisiones por IC en
hospitales públicos brasileros en los últimos 3 años.
Tabla 1. Insuficiencia Cardíaca* en Hospitales Públicos Brasileros del Sistema Único de Salud
A. Morbilidad y mortalidad
Después de la primera hospitalización por ICD, la tasa de
readmisión en salas de emergencia y hospitales es particularmente
elevada, lo que puede significar la progresión inevitable
del síndrome y/o, posiblemente, un alta hospitalaria precoz.
Entre pacientes norteamericanos con más de 70 años, por
ejemplo, aproximadamente 60% son readmitidos en 90 días5.
Una comparación internacional, involucrando dos registros
hospitalarios de pacientes internados por IC en el Brasil y los
Estados Unidos, demuestra tasas de readmisión en 90 días de
36% y 51%, respectivamente6.
Diversos estudios internacionales buscaron identificar factores
asociados con readmisión después de la hospitalización por
IC7. Aún cuando los resultados no sean consensuales, las características
clínicas predictivas de reinternación hospitalaria
más frecuentes en la literatura están descritas en la Tabla 2.
Tabla 2. Predictores independientes de readmisión por IC en
diferentes Estudios Clínicos.
.
En aproximadamente 30-40% de los casos, no obstante, no es
posible identificar el motivo de la descompensación clínica o
los factores que predisponen a la hospitalización8. Datos brasileros
sugieren que existen diferencias importantes en la etiología,
en los factores de descompensación, en el tratamiento y en
el pronóstico de pacientes con IC en las diferentes regiones
brasileras9,10.
En los Estados Unidos, la tasa general de mortalidad por IC
en el 2000 fue de 18,7 por 10.0000 habitantes, habiendo
ocurrido un total de 262.300 óbitos. Basado en datos de seguimiento
de 44 años, la mortalidad en 1 año se aproxima al 20%, estimándose que después del diagnóstico menos de
15% de los pacientes estarán vivos en 8-12 años. En el Brasil,
la mortalidad intrahospitalaria por IC en hospitales públicos
del Sistema Unico de Salud (SUS) varió de 5,6% a
6,0% en los últimos 3 años (Tabla 1). Datos internacionales
demuestran gran variación entre diferentes tipos de instituciones
en los índices de fatalidad intrahospitalaria (entre
8,5% a 23,1%)11, posiblemente atribuible a diferencias substanciales
en las características clínicas y de tratamiento de
cada población estudiada. Algunos datos, también, demuestran
tendencia temporal en la reducción de la mortalidad
intrahospitalaria12.
B. Costos y costo-efectividad
La mayoría de las intervenciones terapéuticas en la IC (retirada
de digoxina, uso de hidralazina/nitrato, de inhibidores
de la enzima conversora de angiotensina y de beta
bloqueantes) demostraron relaciones de costo-efectividad
favorables dentro de parámetros internacionalmente aceptados13.
En el estudio SOLVD, por ejemplo, el tratamiento
con enalapril economizó U$ 717 por paciente tratado y
costó apenas U$115 por año de sobrevida ajustado para la
calidad de vida (QALY)21. Un análisis económico inicial
del estudio LIDO sugiere que el uso de levosimendan en
pacientes con IC hospitalizados con signos de bajo débito,
implica un costo adicional por año de sobrevida relativamente
pequeño, cuando es comparado con el uso de dobutamina
14.
Las estrategias de intervención multidisciplinaria se mostraron
eficaces en la reducción de readmisión 90 días después
del alta hospitalaria, más allá de reducir significativamente
los costos cuando son comparadas con el tratamiento
convencional15. Los abordajes multidisciplinarios implicando
el seguimiento de pacientes con IC en hospital de día
también se mostraron costo-efectivos16. Finalmente, pocos
estudios evaluaron las relaciones de costo-efectividad de
dispositivos de asistencia ventricular o de trasplante cardíaco.
Un estudio publicado hace más de 15 años sugiere
que el trasplante cardíaco cuesta U$ 44.300,00 por año de
sobrevida21.
II. Definición de insuficiencia cardíaca descompensada
La insuficiencia cardíaca descompensada (ICD) es definida como el síndrome clínico en el cual una alteración estructural o funcional del corazón lleva a la incapacidad del corazón de eyectar y/o manejar sangre dentro de valores de presión fisiológicos, causando limitación funcional y necesitando intervención terapéutica inmediata. Este cuadro puede presentarse de forma aguda o como exacerbación de cuadros crónicos, pudiendo ser así clasificado para facilitar la nomenclatura e integrar los objetivos terapéuticos específicos de cada tipo de presentación clínica17.
A. Insuficiencia cardíaca aguda
(sin diagnóstico previo/enfermedad previa)
Corresponde a la situación clínica en la cual una determinada agresión lleva al desencadenamiento del síndrome clínico de
IC en pacientes sin signos y síntomas previos de IC. Situaciones
clínicas que ejemplifican este cuadro incluyen: infarto agudo
del miocardio con o sin complicaciones mecánicas y miocarditis
aguda. Corresponde a la minoría de los casos de internación
por ICD.
B. Insuficiencia cardíaca crónica descompensada
(exacerbación aguda de cuadro crónico)
Corresponde a situaciones clínicas en las cuales ocurre exacerbación
aguda o gradual de signos y síntomas de IC en reposo,
en pacientes con diagnóstico previo de IC, requiriendo intervención
terapéutica adicional e inmediata. La inmensa mayoría
de los pacientes presenta signos o síntomas de congestión,
más o menos evidentes clínicamente, pero de magnitud
relevante o suficiente para limitar de forma incapacitante la
realización de actividad física. Esta presentación clínica representa,
por lejos, la causa más importante de hospitalización
por ICD.
C. Insuficiencia cardíaca crónica refractaria
(bajo débito crónico asociado o no a grados diversos de congestión o s/congestión)
Corresponde a situaciones clínicas en las cuales pacientes con
diagnóstico previo conocido de IC se presentan con cuadro de
bajo débito y/o congestión sistémica y/o limitación funcional
persistentes, refractarios al mejor tratamiento clínico posible.
D. Edema agudo de pulmón
Corresponde a situaciones clínicas en las cuales ocurre aumento
abrupto de presión capilar pulmonar, llevando al aumento de
líquido en el espacio intersticial y alveolar pulmonar, causando
disnea súbita e intensa en reposo. Contrariamente a lo observado
en las exacerbaciones de la IC crónica, estas situaciones
ocurren más comúnmente en pacientes con función sistólica
preservada o levemente deprimida. Es más frecuente en
pacientes añosos, hipertensos y diabéticos.
E. Disfunción diastólica o IC con fracción de
eyección preservada
Corresponde a situaciones clínicas en las cuales ocurren signos
y síntomas de IC debidos a disturbio en el llenado ventricular
por marcada reducción de la distensibilidad ventricular y
fracción de eyección preservada en reposo. Aquí se encuadran
los pacientes con cardiopatía hipertensiva o hipertrófica, estando
los ventrículos, generalmente no dilatados. Datos disponibles
indican que aproximadamente 40% de los casos de IC,
presentan este patrón de función ventricular 18.
La notoria dificultad en definir y clasificar los cuadros de ICD
dificulta, en parte, la estandarización del limitado arsenal terapéutico
disponible, contribuyendo a los pobres resultados relacionados
con su manejo, con altas tasas de morbilidad y
mortalidad. La combinación de la dificultad de clasificación o
de nomenclatura, juntamente con la heterogeneidad de las poblaciones
involucradas y las controversias sobre los objetivos
terapéuticos a ser alcanzados (alivio de síntomas y/o mejora
de la sobrevida) también contribuyen a la dificultad del manejo
de estos pacientes19,20.
III. Etiología y fisiopatología de la ICD
A. ICD debida a disfunción ventricular sistólica
La causa más común de ICD en la práctica clínica, es la reducción
de la contractilidad miocárdica, frecuentemente asociada
a cardiopatía isquémica, miocardiopatía dilatada idiopática,
hipertensiva, o enfermedad de Chagas. También son causas de
ICD, las condiciones en las cuales el corazón es sometido a
sobrecarga hemodinámica (sobrecarga de volumen o de presión),
disturbios de frecuencia cardíaca o condiciones que interfieran
con el llenado ventricular. En la mayoría de las formas
de ICD, la inapropiada perfusión tisular es consecuencia
de la reducción del gasto cardíaco (GC). La ICD también puede
ser caracterizada como un síndrome multisistémico, ocurriendo
anomalías de la función cardíaca, muscular esquelética,
renal y metabólica, asociadas a elevada estimulación del
sistema nervioso simpático y un complejo patrón de alteraciones
neurohumorales e inflamatorias21.
La fisiopatología de la ICD marca su inicio la partir de un daño
miocárdico primario que genera disfunción ventricular. Esta
disfunción ventricular detona mecanismos adaptativos asociados
a la activación neurohumoral, generando alteraciones en
la forma y eficiencia mecánica del corazón (remodelado ventricular)
y alteraciones periféricas circulatorias, habiendo también
daños secundarios debidos al aumento del estrés oxidativo,
inflamación y muerte celular (apoptosis). El síndrome de
ICD puede evolucionar de un estadio compensado, asintomático,
hasta formas más avanzadas, ocasionando la ICD. Diversos
determinantes contribuyen para el desempeño de la función
cardíaca, y algunos o varios, están comprometidos en el
desarrollo de la descompensación de la IC, conforme el mecanismo
de daño principal y la evolución temporal.
Los disturbios hemodinámicos inicialmente desencadenados
en la ICD se asocian a alteraciones sistémicas neurohumorales
(sistema renina-angiotensina-aldosterona, sistema simpático,
pépticos vasomotores como endotelina-1 y óxido nítrico), con
repercusiones a nivel tisular cardíaco donde la acción de estos
factores llevan a la apoptosis de miocitos y alteraciones en la
estructura cardíaca (matriz extra-celular), caracterizando el
remodelado ventricular. Además de esto, hay reconocida actividad
infamatoria asociada con la progresión de la IC, donde
las citocinas desempeñan papeles importantes. Las citocinas
pro-inflamatorias vasodilatadoras (TNF-α, interleucina-6 y interleucina-1β) parecen ser las más importantes en este proceso22.
Por otro lado, elementos protectores (vasodilatadores y
diuréticos), como los péptidos natriuréticos, la bradicinina y
algunas prostaciclinas se encuentran aumentados en la IC23,24.
En los cuadros de descompensación de IC, hay indicios de
mayor activación de algunos de estos sistemas, por ejemplo,
los niveles de catecolaminas y citocinas aumentan de forma
significativa.
B. ICD debida a disfunción ventricular diastólica
Dentro de esta categoría, se encuentran aquellos casos de IC
con fracción de eyección preservada. A pesar de una importante
carencia de estudios involucrando este tipo de presentación
clínica, datos epidemiológicos sugieren que aproximadamente
40% de los casos de IC se incluyen en esta categoría. Dos tipos de disturbios se dividen los mecanismos fisiopatológicos
más importantes en la disfunción diastólica:- a) alteración en
la relajación o b) alteración de compliance ventricular, sin
embargo la concomitancia de estos fenómenos quizás represente
el escenario más común.
1. Disfunción ventricular diastólica predominantemente secundaria a disturbios de la relajación. La disfunción diastólica, por disminución de la fase de relajación diastólica ocurre cuando hay asincronía ventricular, aumento de postcarga, atraso del proceso de finalización de la contracción (disturbios de recaptación de calcio por el retículo sarcoplásmico) e isquemia, ya que éste es un proceso activo que requiere gasto de ATP. Ejemplos donde este tipo de alteración es predominante son: cardiopatía hipertrófica, hipertrofia ventricular consecuente a estenosis aórtica y a cardiopatía hipertensiva e isquemia miocárdica.
2. Disfunción ventricular diastólica predominantemente secundaria
a reducción de la compílanse. Tres mecanismos básicos
contribuyen para reducir la compliance ventricular, alterando
las propiedades diastólicas de los ventrículos: 1) aumento de
las presiones de llenado (sobrecarga de volumen: insuficiencia
aórtica o mitral), 2) aumento de la rigidez miocárdica propiamente
dicha (procesos infiltrativos: amiloidosis, endomiocardiofibrosis,
o isquemia miocárdica), 3) compresión extrínseca
del ventrículo (taponamiento pericárdico, pericarditis constrictiva).
Finalmente, en el contexto de la miocardiopatía dilatada, hay
un componente de disfunción diastólica, con compromiso sistólico
avanzado. Este es un patrón del tipo restrictivo con baja
compliance verificada en asociación con grandes aumentos de
volúmenes ventriculares25.
C. Edema pulmonar agudo cardiogénico
En este cuadro, el aumento súbito de las presiones de llenado,
por reducción de la compliance ventricular o hipervolemia
importante, llevan al aumento de la presión hidrostática capilar
causando edema pulmonar26. Entretanto, en situaciones de
IC crónica los mecanismos adaptativos podrán estar operando
desde hace más tiempo, permitiendo acomodaciones de aumentos
de volemia crónicamente y evitando el edema pulmonar
agudo. Por lo tanto, en el edema agudo de pulmón puede no
haber cardiomegalia, predominando el compromiso diastólico,
con fracción de eyección preservada o levemente comprometida. Ejemplos de este tipo de cuadro son el infarto agudo
del miocardio y la crisis hipertensiva.
IV. Evaluación clínica y paraclínica de la ICD
A. Evaluación primaria de los pacientes con ICD
En el abordaje clínico inicial de un paciente con sospecha de
ICD es necesario que el médico conozca sus formas clínicas e
historia natural. Durante el curso evolutivo del paciente portador
de IC crónica tres patrones clínicos característicos pueden
ser observados: 1- la fase crónica, durante la cual los síntomas
del paciente son estables o de progresión lenta; 2- la fase de
rápido desmejoramiento, por descompensación aguda o exacerbación,
la cual puede ocurrir varias veces durante la historia
natural de la enfermedad y, frecuentemente, requiere hospitalización;
3- la fase terminal o refractaria que responde mal
al tratamiento medicamentoso y presenta una calidad de vida
muy mala27.
1. Identificación de los pacientes con ICD. El paciente con
ICD se presenta habitualmente con disnea y/o signos de hipoperfusión
periférica y/o de congestión de diversas magnitudes28,29.
La evaluación inicial debe determinar si es una IC aguda secundaria
a daño miocárdico reciente o crónica descompensada.
Esta diferenciación es importante pues determina conductas
diagnósticas y terapéuticas distintas e implica un pronóstico
diferente.
Las Tablas 3 y 4 describen las principales características diferenciales
presentes en pacientes con IC aguda versus IC crónica
descompensada y con IC sistólica versus IC diastólica30,31.
Tabla 3. Características diferenciales de la ICD aguda versus ICD crónica
Tabla 4. Características diferenciales de la ICD sistólica versus ICD diastólica
2. Identificación de las causas y desencadenantes de la ICD. La Identificación de la etiología de la ICD es relevante pues ésta puede ser potencialmente reversible, principalmente en
pacientes con IC aguda. También el pronóstico puede ser peor
en algunas etiologías como en la miocardiopatía chagásica, por
ejemplo: síndromes coronarios agudos, miocarditis, disfunción
valvular aguda, emergencias hipertensivas, bradi y taquiarritmias
y taponamiento cardíaco.
En pacientes con ICD, además de las etiologías hipertensiva,
isquémica y valvular, están también presentes las miocardiopatías,
particularmente, chagásica, idiopática, hipertrófica, restrictiva
y alcohólica. En este grupo, la búsqueda de factores de
descompensación es fundamental en la evaluación clínica, pues en la mayoría de los pacientes ellos pueden ser identificados y
corregidos, previniendo nuevas internaciones32 (Tabla 5).
Tabla 5. Factores desencadenantes de descompensación
de la IC
3. Evaluación de la volemia y de la perfusión periférica. La
definición del perfil clínico/hemodinámico del paciente es una
sistematización utilizada en el abordaje de los pacientes con
IC y puede tener importancia en el tratamiento inicial, principalmente
sin monitoreo invasivo disponible. Los pacientes
pueden ser divididos en 4 subgrupos dependiendo de la presencia
de congestión/edema y de la calidad de la perfusión
periférica:
a- Congestión pulmonar sin signos de hipoperfusión
(paciente húmedo y caliente).
b- Congestión pulmonar y signos de hipoperfusión
(paciente húmedo y frío).
c- Hipoperfusión, sin congestión pulmonar
(paciente frío y seco).
d- Sin congestión pulmonar y sin hipoperfusión
(paciente seco y caliente).
A los 3 primeros subgrupos, pertenecen los pacientes descompensados
y el último subgrupo engloba los pacientes compensados.
La evaluación del perfil hemodinámico en estos subgrupos
puede ser establecida con mayor precisión, cuando está indicada, a través del monitoreo hemodinámico invasivo.
B. Evaluación secundaria de los pacientes con ICD
Enseguida de la evaluación inicial, se procede a la evaluación
secundaria, que busca identificar alteraciones estructurales
cardíacas y alteraciones de la paraclínica que pueden tener
impacto en las conductas terapéuticas.
1. Evaluación paraclínica e identificación de anomalías estructurales.
Los exámenes paraclínicos básicos33,34 como hemograma,
glucemia, uremia, creatininemia, electrólitos y análisis
de orina son métodos simples que auxilian en la observación de la gravedad de la ICD y de la presencia de co-entidades
que pueden haber desencadenado la descompensación. Las
dosificaciones seriadas de marcadores de necrosis miocárdica,
además de enzimas hepáticas, TSH (en la ausencia de etiología definida para la IC y en la sospecha de enfermedad tiroidea
asociada), serología para virus cardiotrópicos, TTPa y INR
están indicadas en casos específicos.
La telerradiografía de tórax es un método que auxilia en la
identificación de cardiomegalia, congestión pulmonar y en la
presencia de enfermedades asociadas como neumonía, disección
aórtica, que pueden ser factores desencadenantes o diagnósticos
diferenciales de ICD35.
El electrocardiograma (ECG) es útil en la identificación de
cardiopatía isquémica que es una de las principales etiologías
de la ICD, así como en la evaluación de arritmias asociadas,
disturbios de conducción atrioventricular y/o bloqueos de rama
y sobrecargas cavitarias. Un ECG normal no es común en la
IC crónica36.
El ecocardiograma con Doppler es uno de los principales métodos
no invasivos en el diagnóstico de la ICD, pues va a definir
la presencia de disfunción sistólica, diastólica o ambas,
compromiso ventricular izquierdo y/o derecho, lesiones valvulares
asociadas, alteraciones de contractilidad segmentaria,
medir dimensiones y espesores cavitarios37. Recientemente el
Doppler tisular ha sido utilizado para evaluación de la función
diastólica.
La cardiología nuclear con la centellografía miocárdica de perfusión
con talio o tecnecio (evaluación de isquemia, necrosis y
viabilidad miocárdica), la ventriculografía radioisotópica (evaluación
de la función ventricular sistólica y diastólica izquierda
y derecha, como alternativa a ecocardiografía) y el uso de
galio 67 (búsqueda de actividad inflamatoria como en las miocarditis)
son técnicas útiles en la ICD38.
La resonancia nuclear magnética ha sido usada como un método
auxiliar más en la evaluación anatómica y funcional en la
ICD, tanto en las formas sistólicas como diastólicas.
De entre los métodos invasivos, se debe resaltar la cineangiocoronariografía
que es útil en la definición de la anatomía coronaria
(etiología isquémica) para mejor definir la estrategia
terapéutica.
La biopsia endomiocárdica será importante en los casos de
sospecha de miocarditis. La utilización del monitoreo hemodinámico
con el catéter de Swan-Ganz tiene su indicación en la
manipulación farmacológica de la ICD definiendo presiones
intracavitarias que señalarán la mejor estrategia terapéutica a
ser utilizada39.
La Tabla 6 muestra los grados de recomendaciones y niveles de
evidencia del uso de los exámenes complementarios iniciales.
Recientemente, complementando la evaluación clínica, el péptido
natriurético del tipo B (BNP), por método de dosificación
rápida (“point of care”) ha sido utilizado como importante
método en el diagnóstico diferencial de disnea en la sala de
emergencia, en el diagnóstico y en la evaluación pronóstica de
la IC y en el seguimiento terapéutico. El BNP se eleva tanto en
los casos de disfunción ventricular sistólica, como en la diastólica,
con niveles más elevados en los primeros40,41 (Tabla 7).
Más recientemente, el pro-BNP ha sido estudiado en este contexto
y aunque parezca ser equivalente al BNP, aún no hay
datos definitivos estableciendo su real papel42.
Tabla 6. Grados de recomendaciones y niveles de evidencia del uso de los exámenes complementarios iniciales
Tabla 7. Grados de Recomendación y nivel de evidencia para el uso del BNP en la ICD.
2. Evaluación del patrón evolutivo y respuesta al tratamiento.
La atención inicial es realizada en la Unidad de Emergencia o en la Unidad de IC y debe dar prioridad al tratamiento del síndrome
agudo con medidas de soporte básico y avanzado de
vida. Se debe procurar el mantenimiento de una perfusión tisular
adecuada, la reducción de la congestión/edema, y un status
hemodinámico y respiratorio que impida el agravamiento
de las condiciones ya existentes y la ocurrencia de lesiones
secundarias por isquemia/hipoxia, tales como insuficiencia
renal o isquemia del sistema nervoso central (SNC). Dependiendo
del cuadro clínico, el paciente debe ser admitido en el
hospital (Tabla 8).
Tabla 8. Criterios de admisión hospitalaria
Después de esa etapa, y, muchas veces, simultáneamente a lo
descrito arriba, sigue la fase de reevaluación y seguimiento de
la respuesta terapéutica. En esta fase, se indica la internación
en una de las diferentes unidades que puedan dar soporte a
esos pacientes: unidad de cuidados intermedios, unidad de terapia
intensiva, enfermería/cuarto, unidad observacional de IC,
hasta el alta hospitalaria.
Los pacientes portadores de una IC crónica descompensada,
sin uso de medicación o con cuadro de edema agudo hipertensivo
con función sistólica normal responden rápidamente a la
oxigenoterapia y a la terapéutica farmacológica simple con
diuréticos y vasodilatadores intravenosos; así, anticipamos en
este grupo una baja complejidad, bajo costo y evolución favorable.
Los pacientes con IC aguda debida a shock cardiogénico
por IAM, enfermedad valvular y/o miocarditis y aquellos con
IC refractaria son de manipulación compleja, alto costo y/o
necesitan un abordaje especializado, con infraestructura que
asegure un tratamiento intensivo con inotrópicos y/o vasodilatadores,
monitoreo hemodinámico invasivo, dispositivos de
circulación asistida, hemofiltración/diálisis, soporte ventilatorio,
cirugía cardíaca y todo un contexto de equipo especializado
y de alta tecnología, además de un tiempo de internación
prolongado.
La vigilancia de los parámetros clínicos, hemodinámicos y respiratorios
debe ser adecuada al modelo fisiopatológico de la
ICD. En cualquier contexto, el seguimiento y evaluación de
los parámetros vitales deben ser realizados con el auxilio de
monitoreos no invasivos con amplia capacidad de registro/memoria, de preferencia con posibilidad de detección de arritmias
ventriculares, fibrilación auricular y desvíos del patrón
del segmento ST y de la onda T. Los siguientes datos deben ser
monitoreados: peso diario, presión arterial, frecuencia y ritmo
cardíaco, patrón y frecuencia respiratoria, oximetría de pulso,
evaluación del grado subjetivo del disconfort respiratorio, nivel
de conciencia y diurésis, a través del cual evaluamos indirectamente
la perfusión renal.
La terapia medicamentosa tiene como metas alcanzar, siempre
que sea posible, la desaparición de la ortopnea, presión venosa
yugular normal, reducir el edema periférico y pulmonar (ausencia
de estertores y derrame pleural), alcanzar una presión
sistólica mayor a 80 mm Hg y una presión de pulso de 25%
como mínimo, función renal estable y habilidad de deambular
sin mareo o disnea.
El monitoreo frecuente de la función renal es importante, pues
25% de los pacientes con ICD ven comprometida su función
renal durante la internación. Los niveles elevados de urea y
creatinina, así como la hiponatremia están asociados con peor
sobrevida intra y extra-hospitalaria. El síndrome cardiorrenal
en la ICD es un factor de refractariedad al tratamiento y de
mantenimiento de la congestión pulmonar y sistémica. Algunas
veces puede determinar la discontinuidad del tratamiento
con IECA o antagonistas de los receptores AT1 y de la espironolactona,
en caso de que los niveles de creatinina se mantengan
por encima de 3 mg%43,44. Algunos pacientes pueden presentar
desmejoramiento de la función renal debido a la hipovolemia
por uso excesivo de diuréticos.
Nuevas técnicas no invasivas como bioimpedancia, monitores
implantables y la dosificación del BNP están siendo testadas
para evaluar la importancia del monitoreo de los efectos de la
terapéutica adoptada y su impacto en la morbi-mortalidad de
la ICD.
Evidencias recientes45 señalan la importancia pronóstica de la
dosificación de troponinas, cuyos valores elevados indican
mayor mortalidad intrahospitalaria. Las troponinas son útiles
en la detección de infarto del miocardio no diagnosticado en
las últimas 2 semanas, sus niveles permanecen elevados cuando
otros marcadores ya se normalizaron.
Pacientes con IC y función sistólica preservada necesitan de
un abordaje diferenciado relacionado al control de la hipertensión,
de la isquemia miocárdica y de la frecuencia cardíaca,
particularmente en presencia de fibrilación auricular. La reducción
de las presiones de llenado ventricular es necesaria
para la mejoría de los síntomas, sin embargo el uso excesivo
de diuréticos y de vasodilatadores puede ocasionar hipotensión
arterial, síncope, fatiga y repercusión negativa en la función
renal.
Una vez alcanzados los criterios de compensación y estabilidad
clínica se procede al alta hospitalaria. La Tabla 9 enumera
los criterios adoptados para el alta hospitalaria de los pacientes
con ICD. Con relación al alta hospitalaria, tradicionalmente
se ha utilizado la mejora de la clase funcional (CF), debiendo
el paciente estar, preferentemente en la CF I ó II de la New
York Heart Association (NYHA), en vigencia la medicación
por vía oral, peso y presión arterial y niveles de urea y creatinina
estables, así como ausencia de angina frecuente o progresiva,
ausencia de arritmias ventriculares sintomáticas y/o disparos
del cardioversor/desfibrilador (CDI). Algunos pacientes
muy graves no alcanzan estas clases y pueden tener alta aún en
CF III, desde que puedan estar libres de medicación endovenosa.
Recientemente, ha sido sugerida la utilización del BNP
como criterio para el alta hospitalaria. Valores de BNP al momento
del alta hospitalaria menores de 430 pg/ml, mostraron
buen valor predictivo negativo para readmisión. Los criterios
para alta hospitalaria, adicionales a la corrección de los criterios
de internación, están listados en la Tabla 9.
Tabla 9. Criterios de alta hospitalaria
En momento del alta hospitalaria el paciente deberá ser preferentemente encaminado a una clínica de IC desde que éstas reducen la posibilidad de rehospitalización.
3. Evaluación Pronóstica (Tabla 10). En la ICD, el pronóstico va a depender de la gravedad de la enfermedad de base46. En cuanto en los síndromes isquémicos agudos, esos parámetros están bien definidos (clasificación de Killip-Kimball, clasificación de Forrester, datos clínicos, electrocardiográficos y paraclínica, función ventricular izquierda y presencia de arritmias ventriculares, etc.), en las otras etiologías están para ser definidos. En la IC crónica descompensada, innumerables factores pronósticos son descritos, destacándose marcadores clínicos,hemodinámicos, neurohormonales e inflamatorios.
Tabla 10. Determinantes de mal pronóstico en la IC crónica descompensada
1. American Heart Association. Heart and Stroke Statistics – 2003 Update. http://www.americanheart.org Ingresado 18/03/03.
2. Ho KK, Pinsky JL, Kannel WB, Levy D. The epidemiology of heart failure: The Framingham Study. J Am Coll Cardiol 1993;22:6A-13A.
3. Ceia F, Fonseca C, Mota T, Morais H, Matias F, de Sousa La, Oliveira La, EPICA Investigators Prevalence of chronic heart failure in Southwestern Europe: the EPICA study. Eur J Heart Fail 2002;4:531-9.
4. Datasus. http://tabnet.datasus.gov.br ingresado 18/03/03.
5. Krumholz HM, Parent En, Nora T, et al. Readmission after hospitalization for congestive heart failure among Medicare beneficiaries. Arch Intern Med 1997;157:99-104.
6. Rohde LEP, Clausell N, Moraes La; Salvo TG, Polanczyk CA. Acute Congestive Heart Failure: International Comparison between tertiary academic hospitals. Journal of Cardiac Failure 2001;7:98.
7. Baldasseroni S, De Biase L, Fresco C, et al. Italian Network on Congestive Heart Failure. Cumulative effect of complete left bundle-branch block and chronic auricular fibrillation on 1-year mortality and hospitalization in patients with congestive heart failure. La report from the Italian network on congestive heart failure (in-CHF database). Eur Heart J 2002;23:1692-8.
8. Chin MH, Goldman L. Factors contributing to the hospitalization of patients with congestive heart failure. Am J Public Heath 1997;87:645-50.
9. Tavares L, Silva GP, Pereira SB, et al. Co-morbidades y fatores de descompensação dos pacientes internados por Insuficiencia Cardíaca descompensada na cidade de Niterói. Arq Bras Cardiol 2002 (Supl IV);79:35.
10. Rohde LE, Netto R, Goldraich L, Cruz M, Waldemar F, Clausell N. Redução da mortalidade intrahospitalar en pacientes con descompensação aguda da Insuficiencia Cardíaca: comparação temporal en hospital universitário. Arq Bras Cardiol 2002 (Supl IV);79:33.
11. Stewart S, Demmers C, Murdoch DR, et al. Substantial between-hospital variation in outcome following first emergency admission for heart failure. Eur Heart J 2002;23:65-657
12. Polanczyk CA, Rohde LEP, Dec GW, DiSalvo TG. Ten-year Trends in Hospital Care for Congestive Heart Failure: Improved Outcomes and Increased Resource Utilization. Arch Intern Med 2000;160:325-332.
13. Weintraub WS, Cole J, Tooley JF. Cost and cost-effectiveness studies in heart failure research. Am Heart J 2002;143:565-76.
14. Cleland JG, Takala La, Apajassalo M, Zethraeus N, Kolbert G. Intravenous levosimendan is cost-effective compared with dobutamine in severe low-output heart failure: an analysis based on the international LIDO trial. Eur J Heart Fail 2003;5:101-8.
15. Rich MW, Beckham V, Wittenberg C, et al. La multidisciplinary intervention to prevent the readmission of elderly patients with congestive heart failure. N Engl J Med 1995;333:1190-5.
16. Capomolla S, Febo El, Ceresa M, et al. Cost/utility ratio in chronic heart failure: comparison between heart failure management program delivered by day-hospital and usual care. J Am Coll Cardiol 2002;40:1259-66.
17. Felker GM, Adams KF, Jr., Konstam MJ, El’Connor CM, Gheorghiade M. The problem of decompensate heart failure: Nomenclature, classification, and risk stratification. Am Heart J 2003;145:S18-25.
18. Vasan RS, Levy D. Defining diastolic heart failure: La call for standardized diagnostic criteria. Circulation 2000;101:2118.
19. Krumholz HM, Parent EN, Tu N, et al. Readmission after hospitalization for congestive heart failure among Medicare beneficiaries. Arch Intern Med 1997;157:99-104.
20. Adams KF, Zannad F. Clinical definition and epidemiology of advanced heart failure. Am Heart J 1998;135(Suppl):S204-15.
21. Mesquita ET. Fisiopatogenia y etiopatogenia da Insuficiencia Cardíaca. IN: Mesquita ET, Bocchi EA, Vilas-Boas F, Villacorta H, Baima J, Tavares LR, Moura LAZ, Montera MW eds: Avanços na Prática Clínica da Insuficiencia Cardíaca Descompensada, Office Editora y Publicidade, São Paulo- SP, Brasil, 2002; 3: 43-58.
22. Pinto, Fábio Vilas-Boas. Identificação de sítios de produção de citocinas pró-inflamatórias en pacientes con Insuficiencia Cardíaca de etiologia chagásica. Tese (doutorado) – Faculdade de Medicina da Universidade de São Paulo. São Paulo, 2002.
23. McMurray J, Dargie H. What is heart failure? IN: McMurray J, Dargie H eds. Chronic Heart Failure. 2nd ed. Ed Martin Dunitz, 1998; 1-4.
24. Colucci WS, Braunwald Y. Pathophysiology of heart failure. IN: Braunwald Y, Zipes D, Libby P. (eds). Heart Disease. La textbook of cardiovascular medicine. 6th ed. Philadelphia, WB Saunders, 2001, 503- 533.
25. Gaasch WH, Izzi G. Clinical diagnosis and management of left ventricular diastolic function. IN Hori M, Suga H, Baan J, Yellin El (eds): Cardiac mechanics and function in the normal and diseased heart. New York, Springer-Verlag, 1989, p.296.
26. Baruzzi ACA, Knobel M. Semiogenese y fisiopatogenia da dispnéia, do edema cardíaco y da cianose. In: Timerman La, Cesar LAM. eds: Manual de Cardiología/ Sociedad de Cardiología de São Paulo, Ed. Atheneu, 2000; 5: 20-21.
27. Jain P, Massie BM, Gattis WA, Klein L, Gheorghiade M.Current medical treatment for the exacerbation of chronic heart failure resulting in hospitalization.Am Heart J 2003, 145: (2 Suppl):S3-17.
28. Gaasch WH: Diagnosis and treatment of heart failure based on left ventricular systolic and diastolic dysfunction. JAMA 1989;271:1278.
29. Stevenson LW and Braunwald E. Recognition and management of patients with heart failure. In: Goldman L and Braunwald E, Eds. Primary Cardiology. W. B. Saunders, Philadelphia, 1998.
30. Goldstein SH, Dick. Differentiating systolic from diastolic heart failure: pathophysiology and therapeutic considerations. Am J Med 1993; 95; 645-55.
31. Poole-Wilson PA. History, definition and classification of heart failure. In: Poole-Wilson PA, Collucci WS, Masie BM et al. (eds). Heart Failure. New York: Churchill Livingstone; 1997: 269-7.
32. Ghalil JK, Kadakia S, Cooper S, Cooper R, Ferlinz J: Precipitating factors leading to decompensation of heart failure: Traits among urban blacks. Arch Intern Med 1988;148:2013.
33. Leier CV, Dei Cas L, Metra M: Clinical relevance and management of the major electrolyte abnormalities in congestive heart failure: Hyponatremia, hypokalemia and hypomagnesemia. Am Heart J 1994;128:564.
34. Batin P, Wickens M, McEntegart D, et al: The importance of abnormalities of liver function tests in predicting mortality in chronic heart failure. Eur Heart J 1995;16:1613.
35. Philbin EF, Garg R Danisa K, et al: The relationship between cardiothoracic ratio of liver function tests in predicting mortality in chronic heart failure. Eur Heart J 1995;16:1613.
36. Goldberg AL: Myocardial Infarction: Eletrocardiographic Differential Diagnosis. 4th ed. St Louis, Mosby-Year Book, 1991.
37. Rashid H, Exner DV, Mirsky I, et al: Comparison of echocardiography and radionuclide angiography as predictors of mortality in patients with left ventricular dysfunction (studies of left ventricular dysfunction). Am J Cardiol 1999;84:299-303.
38. Amanullah AM, Chaudhry FA, Heo J, et al: Comparison of dobutamine echocardiography, dobutamine sestamibi, and rest-redistribution thallium-201 single photon emission computed tomography for determining contractile reserve and myocardial ischemia cardiomyopathy. Am J Cardiol 1999;84:626.
39. Cleland JGF, Habib F: Assessment and diagnosis of heart failure. J Intern Med 1996;239:317-325.
40. Maisel AS, Krishnaswamy P, Nowak RM et al. Rapid Measument of BType Natriuretic Peptide in the Emergency Diagnosis of Heart Failure. N Eng J Med 2002,347(3):161-7.
41. Cheng V, Kazanagra R, Garcia La et al. La rapid bedside test for B-type peptide predicts treatment outcomes in patients admitted for decompensated heart failure: la pilot study. J Am Coll Cardiol 2001;37:386-91.
42. Richards M, Troughton RW. NT-proBNP in heart failure: therapy decisions and monitoring. Eur J Heart Failure 2004; 6:351-4.
43. Anju N; Eldrin L, Lynne WS. Medical Management of Advanced Heart Failure. JAMA 2002; 287: 628-638.
44. Millane T, Jackson G, Gibler CR, Lip GYH. ABC of Heart Failure: Acute and Chronic Management Strategies. BMJ 2000; 320: 559-562.
45. Jelker GM, Adams KFJr, Konstam MA, D´Connor CM, Gheorghiade M. Am Heart J 2003, 145: 518-525.
46. Kao W and Surjancev BP. Acute cardiac care: management of acute heart failure exacerbation. Critical Care Clinics 2001; 17 (2): 582-9.