SIMPOSIO INTERNACIONAL DE HIPERTENSION PULMONAR
Estado actual de la hipertensión arterial pulmonar
Marcelo J. Melero*
* Profesor Titular Regular de Medicina. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires (UBA). Director de la Carrera de Médicos Especialistas Universitarios en Medicina Interna, Unidad Académica “Hospital de Clínicas”. Facultad de Medicina, UBA. Jefe de Area de la Unidad de Internación, Departamento de Medicina, Hospital de Clínicas “José de San Martín”, UBA. Ciudad de Buenos Aires. República Argentina.
Correspondencia: Dr. Marcelo J. Melero
Juramento 2089 Piso 8º “811”
CP: 1428. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. República Argentina.
E-mail: 2009@mmelero.com
Recibido: 26/08/2008
Aceptado: 12/01/2009
Palabras clave: Hipertensión pulmonar; Incidencia; Prevalencia; Epidemiología
Los primeros conocimientos relacionados con la epidemiología
de la hipertensión arterial pulmonar (HAP) se
originaron en un estudio prospectivo norteamericano liderado
por los Institutos Nacionales de la Salud que congregó
a 187 pacientes que padecían HAP con las características
clínicas de la forma que hoy clasificaríamos como
hipertensión arterial pulmonar idiopática (HAPI)1. Estos
pacientes habían sido atendidos en 32 centros médicos
diferentes y fueron seguidos durante un período de 5 años.
Se demostró que la enfermedad afectaba a pacientes jóvenes
(edad promedio 37 años), era casi dos veces más
frecuente en las mujeres que en los varones (1,7:1) y tenía
una incidencia de 1-2 casos/1.000.000 habitantes/años.
Indudablemente, el hallazgo más significativo de esta
investigación fue revelar el pobre pronóstico que tenían
los enfermos con HAPI. El tiempo promedio de sobrevida,
medido desde el cateterismo cardíaco derecho que
confirmaba el diagnóstico, no superaba los 2,8 años (IC95% 1,9 a 3,7 años) y la posibilidad de estar vivo a los 5 años
era del 34%2. Posteriormente otros estudios confirmaron
esta mala evolución de los pacientes con HAPI3,4 en un
momento en que el tratamiento era inespecífico y no estaban
disponibles las drogas que son capaces de modificar
la fisiopatología de la enfermedad.
Desde la publicación de los resultados de este registro
nacional norteamericano, y particularmente en los últimos
años, se ha agregado una valiosa información a estos
conocimientos epidemiológicos preliminares.
En primer lugar, se sabe que algunas condiciones médicas
y determinadas enfermedades constituyen un factor
de riesgo y pueden asociarse con HAP (Tabla 1); en estos
casos el padecimiento tiene las características clínicas y
anatomopatológicas de la variedad idiopática5.
Además, se ha encontrado que algunos pacientes con
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que
normalmente tienen una forma leve a moderada de HAP
secundaria a la hipoxemia, pueden evolucionar con formas
severas de HAP (presión arterial pulmonar media -
PAPM-: 39,8 ± 10,2 mm Hg)6. Esto acontece a pesar que
la obstrucción de la vía aérea es moderada (FEV1: 48,5 ±
11,8%) y se acompaña de una hipoxemia leve a moderada
y sin hipercapnia (PaO2: 46,2 ± 15,7 mm Hg; PaCO2:
39,7 ± 10,9 mm Hg). Esta combinación de patologías
todavía no tiene una explicación clara; algunos suponen
que representa la concomitancia de dos enfermedades
diferentes en un mismo paciente. No obstante, parece
probable que estos enfermos con EPOC e HAP moderada
a severa, superior a 35 mm Hg, independientemente del mecanismo fisiopatológico involucrado, también puedan
beneficiarse del tratamiento vasodilatador.
Asimismo, a los conocimientos epidemiológicos de la
HAP le hemos agregado el reconocimiento de síntomas
y signos que tienen valor pronóstico. En este sentido, la
severidad de la disnea (medida por la capacidad funcional),
la resistencia al ejercicio y algunas variables hemodinámicas
(todas expresiones de la función ventricular
derecha, que es el órgano central en este padecimiento)
se relacionan con un mal pronóstico7.
Recientemente, se publicaron los resultados de un registro
nacional francés que incorporó 674 pacientes consecutivos
mayores de 18 años con HAP documentada hemodinámicamente,
atendidos en 17 hospitales universitarios
en un lapso de doce meses8.
¿Qué aportó este estudio a los conocimientos precedentes?
En primer lugar, indicó que actualmente la sobrevida al
año (88%) es un poco mejor que durante la década del ‘80; cabe destacar que durante el lapso de tiempo en el
que se llevó a cabo esta investigación (Octubre 2002/Octubre 2003) todavía no estaban autorizadas en Francia
las drogas que hoy llamamos específicas para esta enfermedad.
Asimismo, confirmó que la HAP es una enfermedad
rara con una prevalencia 15 casos/1.000.000 habitantes
adultos y una incidencia de 2,4 casos/1.000.000
habitantes adultos/año. Igualmente manifestó que, si bien
las formas idiopática y familiar constituyen casi el 40%
de los cuadros clínicos de HAP, el 60% restante aparece
en pacientes que tienen comorbilidades predisponentes
(Tabla 2). En consecuencia, estos enfermos deberían ser
investigados en forma sistemática y periódica para detectar
un aumento patológico de la presión pulmonar
media.
Además, los resultados franceses modificaron el concepto
de que la HAP era una enfermedad de mujeres jóvenes
en la etapa fértil de la vida. La edad promedio de los
pacientes fue 50 ± 15 años y un 10% de ellos tenía 75
años o más. Este envejecimiento de la población afectada
por la HAP también fue observado en un estudio realizado
en la Mayo Clinic que demostró que uno de cada
cuatro pacientes con esta dolencia tenía una edad ≥ 65
años9. Finalmente, el registro francés siguió señalando
una realidad que debe ser modificada; los pacientes son
diagnosticados en un estadio avanzado de la enfermedad,
después de haber presentado síntomas por lo menos
durante un período ≥ 27 meses, con un deterioro significativo
de la capacidad funcional (el 75% estaba en clase
funcional III o IV de la New York Heart Association -NYHA-) que se acompañaba de una prueba de resistencia
al ejercicio y de variables hemodinámicas de mal pronóstico.
Un grupo de investigadores del Departamento
de Medicina de la Universidad de Chicago corroboró que el diagnóstico tardío es habitual en la HAP. En un estudio
unicéntrico que reunió 578 pacientes, con un predominio
de mujeres mucho más alto que el habitual (77%),
se encontró que el 80% de estos pacientes recién era diagnosticado
cuando estaba en una clase funcional III o IV.
Pero este estudio reveló otra característica todavía más
interesante: el 30% de los pacientes estaba tratado con
bloqueantes de los canales de calcio en el momento de
incorporarse a la investigación y sólo el 4,6% de ellos
tenía una prueba de vasorreactividad positiva10. En consecuencia,
el diagnóstico de HAP es tardío y un porcentaje
significativo de estos pacientes está estudiado y tratado
inadecuadamente.
El último aporte a la epidemiología de la HAP está representado
por un estudio escocés que tiene la particularidad
de considerar diferentes aspectos de esta enfermedad desde una visión clínica (considero este término más
adecuado que el de inexperto que utilizan los autores), a
la que se contrapone la de un centro dedicado al diagnóstico
y tratamiento de la HAP (Scottish Pulmonary Vascular
Unit), donde son derivados todos los pacientes escoceses
que padecen esta enfermedad11. Durante un período
de 16 años (1986-2001) egresaron 4.794 pacientes de
todos los hospitales de Escocia (población aproximada
5.000.000 de habitantes). En ese lapso de tiempo, se identificaron
374 pacientes que tenían por primera vez el diagnóstico
de HAP en su forma idiopática, asociada a colagenopatías
o cardiopatías congénitas; ninguno de estos
pacientes tenía un cateterismo cardíaco derecho. La prevalencia
e incidencia de la HAP en esta población fue 52
casos/1.000.000 habitantes de 16-65 años, mucho más
alta que la señalada en Francia, y 7,1 casos/1.000.000
habitantes/año, respectivamente.
La prevalencia de la HAP encontrada en la unidad especializada
en enfermedades vasculares pulmonares fue
aproximadamente la mitad de la estimada clínicamente
(26 casos/1.000.000 habitantes adultos), pero sorpresivamente
la incidencia fue muy parecida (7,6 casos/
1.000.000 habitantes adultos/año).
En la actualidad, se considera internacionalmente que los
resultados del registro francés y del grupo clínico del estudio
escoses representan, respectivamente, el mínimo o “piso” y el casi máximo o “techo” en cuanto a la prevalencia
e incidencia de la HAP.
¿Podemos confiar en que los datos epidemiológicos emanados
de las investigaciones realizadas en Europa o en
Estados Unidos reflejan la realidad mundial en HAP? Realmente es un punto digno de análisis y parece necesario
que los países en vías de desarrollo, como el nuestro,
tuvieran su propio registro de HAP.
¿Cómo podríamos fundamentar esta necesidad? Básicamente
por las múltiples diferencias que puede presentar
la HAP en diferentes ambientes geográficos y socioeconómicos.
Por ejemplo, en Brasil, el 30% de los casos de
HAP aparece asociado a esquitosomiasis12,13; esta parasitosis
no es una enfermedad frecuente en Estados Unidos,
Francia ni Escocia. A este tenor, el número de habitantes
que residen en localidades ubicadas por encima de los 2.500 metros sobre el nivel del mar, la magnitud de la
epidemia del síndrome de inmunodeficiencia adquirida,
la incidencia y la prevalencia de la cirrosis hepática, cardiopatías
congénitas y la anemia falciforme son indudablemente
diferentes en los países en vías de desarrollo,
comparado con aquellos que han generado la información
que hemos presentado.
Uno de los objetivos de esta exposición era ofrecer alguna
información epidemiológica nacional referida a la
HAP; lamentablemente no encontré una respuesta en la
bibliográfica consultada.
En una averiguación que realizamos en la Dirección de
Estadística e Información de Salud del Ministerio de Salud,
Presidencia de la Nación de la República Argentina,
identificamos todos los egresos hospitalarios que tenían
como diagnóstico básico HAPI (hipertensión pulmonar
primaria, 127,0)14. Los egresos hospitalarios se calculan
cada 5 años, así que la información corresponde al año
2005. Durante ese año egresaron 160 pacientes con el
diagnóstico de HAPI, el 43% de los pacientes tenía < 30
años (Figura 1). Si cotejamos el número de egresos hospitalarios
por jurisdicción de residencia del paciente, llama
la atención que casi el 40% se concentra en la provincia
de Buenos Aires (Figura 2).
Figura 1. Egresos hospitalarios por grupos de edad debidos a
hipertensión arterial pulmonar en la Argentina (año 2005).
Figura 2. Egresos hospitalarios por provincia debidos a hipertensión
arterial pulmonar en la Argentina (año 2005).
Dejando de lado los egresos y considerando las defunciones, en los años 2005 y 2006 se registró el fallecimiento de 115 pacientes que tenían HAPI como causa básica de muerte14; más del 50% de estos decesos aconteció en mayores de 50 años (Figura 3); nuevamente, si comparamos la distribución de estos fallecimientos, el 62,6% se registró en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Figura 4).
Figura 3. Número de defunciones por hipertensión arterial
pulmonar en la Argentina durante los años 2005 y 2006.
Figura 4. Número de defunciones por provincias debidas a
hipertensión arterial pulmonar en la Argentina, años 2005 y
2006.
Esta agrupación de casos diagnosticados y fallecidos en
determinadas provincias de nuestro país parece exceder
la que pudiera esperarse en relación a la distribución poblacional.
La HAP es una enfermedad que tiene una distribución
homogénea, pero es frecuente que su prevalencia
e incidencia sea más elevada en aquellas localidades
que tienen centros especializados en esta patología8.
Para los 37.869.723 habitantes de la Argentina (Censo
2001)15, de acuerdo a las tasas de prevalencia e incidencia
aceptadas internacionalmente, debería haber 600-2000
pacientes con HAP, con 90-300 casos nuevos por año.
Todos intuimos, a pesar de no disponer de una información
precisa, que nuestra realidad no se correlaciona con
estas estimaciones y parece probable que muchos argentinos
con HAP transcurran su enfermedad con un diagnóstico
incorrecto y un tratamiento inadecuado: Nuestra
tarea es colaborar para que estos enfermos sean asistidos
adecuadamente.
1. Rich S, Danzker DR, Ayres SM, et al. Primary pulmonary hypertension: a national prospective study. Ann Intern Med 1987:107;216-223.
2. D’Alonzo GE, Barst RJ, Ayres SM, et al. Survival in patients with primary pulmonary hypertension: results of a national prospective study. Ann Intern Med 1991;115:343-349.
3. Sandoval J, Bauerle O, Palomar A, Gómez A, Martínez-Guerra ML, Beltran M, Guerrero ML. Survival in primary pulmonary hypertension. Validation of a prognostic equation. Circulation 1994;89:1733-1744.
4. Okada G, Tanabe N, Yasuda Y, Katoh K, Yamamoto T, Kuriyama T. Prediction of life expectancy in patients with primary pulmonary hypertension. A retrospective nationwide survey from 1980-1990. Intern Med 1999;38:12-16.
5. Simonneau G, Galié N, Rubin LJ, Langleben D, Seeger W, Domenighetti G, et al. Clinical classification of pulmonary hypertension. J Am Coll Cardiol 2004;43:5S-12S.
6. Thabut G, Dauriat G, Stern JB, et al. Pulmonary hemodynamics in advanced COPD candidates for lung volume reduction surgery or lung transplantation. Chest 2005;127:1531-1536.
7. McLaughin VV, Presberg KW, Doyle RL, et al. American College of Chest Physicians. Prognosis of pulmonary arterial hypertension. ACCP evidence-based clinical practice guideline. Chest 2004;126:78S-92S.
8. Humbert M, Sitbon O, Chaouat A, et al. Pulmonary arterial hypertension in France: results from a national registry. Am J Respir Crit Care Med 2006;173:1023-1030.
9. Shapiro BP, McGoon MD, Redfield MM. Unexplained pulmonary hypertension in elderly patients. Chest 2007;131:94-100.
10. Thenappan T, Shah SJ, Rich S, Gomberg-Maitland M. A USAbased registry for pulmonary arterial hypertension: 1982-2006. Eur Respir J 2007;30:1103-1110.
11. Peaccock AJ , Murphy NF, McMurray JJ, Caballero L, et al. An epidemiological study of pulmonary arterial hypertension. Eur Respir J 2007;30:104-109.
12. Lapa MS, Ferreira EM, Jardim C, Martins B, Arakaki JSO, Souza R. Pulmonary hypertension in two reference centers in Brazil: the importance of schistosomiasis as a differential diagnosis (abstract). Proc Am Thorac Soc 2006;3:A418.
13. Lapa MS, Ferreira EV, Jardim C, et al. Clinical characteristics of pulmonary hypertension patients in two reference centers in the city of Sao Paulo. Rev Asoc Med Bras 2006; 52:139-143.
14. Dirección de Estadística e Información de Salud. Ministerio de Salud. Presidencia de la Nación, República Argentina.
15. Censo 2001. Dirección de Estadística e Información de Salud. Ministerio de Salud. Presidencia de la Nación, República Argentina.