SIMPOSIO INTERNACIONAL DE HIPERTENSION PULMONAR
Importancia del diagnóstico precoz en la hipertensión pulmonar
Jorge Thierer*
* Jefe Sección Insuficiencia Cardíaca y Director Departamento de Investigación, Instituto Cardiovascular de Buenos Aires. Ciudad de Buenos Aires. República Argentina.
Correspondencia: Dr. Jorge Thierer.
Blanco Encalada 1543. CP: 1428. Ciudad de Buenos Aires. República Argentina.
E-mail: sinuhe63@yahoo.com
Recibido: 10/12/2008
Aceptado: 10/03/2009
Palabras clave: Hipertensión arterial pulmonar; Diagnóstico; Detección; Caracterización
Introducción
El concepto fundamental en la apreciación del diagnóstico
de la hipertensión arterial pulmonar (HAP) es su precocidad y a partir de ello diagnosticar la enfermedad
que la provoca y realizar los diagnósticos diferenciales.
Detectar a los pacientes portadores de una HAP en una
etapa temprana no es tarea fácil, ya que su sintomatología
no es específica.
Básicamente, las etapas diagnósticas de la hipertensión
arterial pulmonar (HAP) son dos: una etapa de detección
y una etapa de caracterización (Tabla 1).
La etapa de detección está relacionada con el diagnóstico de la HAP. La etapa de caracterización se basa en definir el contexto clínico de cada paciente que presenta HAP, es decir, cuál es el cuadro clínico acompañante. En base a ello, también se deben analizar los diferentes pronósticos.
Etapa de detección de la HAP
En algunos pacientes se detecta HAP a partir de la evaluación
de sus síntomas, fundamentalmente, la presencia
de disnea de esfuerzo, de astenia, de fatiga, de edemas en
miembros inferiores, de un cuadro ascítico edematoso.
Estas son diferentes razones por las cuales se puede pensar
en el diagnóstico de una HAP.
Una segunda condición es la relacionada a la realización
de un screening. En algunas situaciones parece que buscar
sistemáticamente una HAP tiene un rédito, sobre todo en
referencia a la relación costo-beneficio. Algunos autores
señalan que habría que hacer un screening de HAP, básicamente,
en los familiares del paciente en primer grado, para
descartar que la posibilidad de tratarse de una hipertensión
pulmonar idiopática. Asimismo, habría que hacerlo en
todo paciente portador de una hipertensión portal y si
fuera candidato a un trasplante hepático, en todo paciente portador de cardiopatías congénitas con shunts izquierda
a derecha, y en los que tienen colagenopatías, fundamentalmente,
en el espectro de la esclerodermia.
Es más discutida la realización de un screening en otras
poblaciones que también son consideradas de riesgo. Por ejemplo, aún cuando es cierto que es peor el pronóstico
de HAP en los pacientes portadores del VIH (virus de
inmunodeficiencia humana), no está del todo claro que
haya que hacer un screening de HAP en todos los pacientes
portadores de dicho virus. Tal vez, el problema radica en que
la HAP reconoce diferentes orígenes. Entonces, podemos
preguntarnos: ¿el pronóstico depende de la HAP por VIH
o del VIH? ¿Es posible abstraer el pronóstico de la HAP de
su etiología, o en realidad estamos hablando de la presencia
de una HAP por distintos mecanismos, en distintos cuadros,
y con diferente evolución, más allá de la hipertensión pulmonar?
El tema es controvertido. Probablemente, cuando
sepamos más tratemos de hacer un screening en la mayor
cantidad de pacientes.
En tercer lugar, mencionaremos el hallazgo incidental de
la HAP. Es decir, cuando se encuentra sin haber sospecha,
cuando el paciente ni siquiera refiere sintomatología o
cuando no se hizo un screening. Por ejemplo, a un paciente
con hipertensión arterial sistémica se le realiza un ecocardiograma
simplemente para ver si presenta hipertrofia
ventricular izquierda, y se encuentra que es portador de una
HAP. El paciente está asintomático, en clase funcional (CF)
I de la New York Heart Association (NYHA), no presenta
clínica de HAP.
¿Qué hacer en ese caso con ese hallazgo incidental?
La hipertensión pulmonar se define por una media de
presión pulmonar en reposo mayor de 25 mm Hg, y en
esfuerzo mayor de 30 mm Hg (Figura 1). Sabemos que
aproximadamente el 6% de los mayores de 50 años tiene
presión sistólica pulmonar > 40 mm Hg sin que se pueda
realizar el diagnóstico de HAP. Y además, el 5% de las
personas que tienen un índice de masa corporal (IMC)
mayor de 30, también tienen una presión sistólica pulmonar > 40 mm Hg, y no presentan ninguna otra manifestación
de enfermedad. ¿Son esas hipertensiones pulmonares que
encontramos aisladamente, similares a las que hallamos en
un paciente con VIH o con cardiopatía congénita?
Figura 1. Definición de hipertensión arterial pulmonar por cateterismo cardíaco derecho (en negro). En blanco valores normales en mm Hg.
HAP: hipertensión arterial pulmonar. PAP: presión arteria pulmonar. VCS: vena cava superior. VCI: vena cava inferior. AD: aurícula
derecha. VD: ventrículo derecho. AVM: área válvula mitral. AI: aurícula izquierda. VI: ventrículo izquierdo.
El tema no está del todo claro. Y quizá sea así, porque no
sabemos mucho sobre la historia natural de la HAP asintomática.
En general, el grueso de los pacientes con HAP
son pacientes que conocemos cuando ya están en CF III-IV
(NYHA); conocemos algo de la suerte de los pacientes en CF II, y probablemente sabemos muy poco sobre la verdadera
evolución de la HAP asintomática. Quizá porque
desde que se ponen en marcha muchos de los mecanismos
de dicha enfermedad hasta que se desarrollan y aparecen
los síntomas, pasan muchos años. Y además, existe un
retraso desde que el paciente tiene síntomas de HAP hasta
que ésta se diagnostica, de por lo menos dos años. Cuando
hablamos del pronóstico de la HAP diagnosticada, estamos
hablando de una entidad que empezó muchos años antes,
y no conocemos en realidad mucho de lo que pasó todo
ese período.
En la detección, entonces, podemos encontrar algunas
manifestaciones en el examen físico: el segundo ruido
cardíaco pulmonar aumentado, un soplo sistólico de insuficiencia
tricúspidea, el soplo diastólico de Graham-Still de
insuficiencia pulmonar; podemos encontrar un tercer ruido
derecho, regurgitación yugular, manifestaciones de ascitis,
distención abdominal, edema de miembros inferiores, o extremidades frías. Cada uno de estos signos y síntomas
no son absolutamente específicos.
En la telerradiografía de tórax, podemos encontrar agrandamiento
del ventrículo derecho (VD), de la aurícula derecha
(AD), las arterias pulmonares dilatadas, a veces con un stop, de manera que no vemos la vasculatura periférica
(Figura 2). La presencia de hiperinsuflación pulmonar
nos puede hacer sospechar que el paciente presenta una
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y una
HAP secundaria; podemos encontrar cifosis y sospechar que el paciente tiene una patología restrictiva que lleva
a la HAP. Asimismo, podemos hallar manifestaciones de
falla izquierda, hilios congestivos, o los septos marcados,
y ello nos revela que la HAP diagnosticada es secundaria
a ésta.
Figura 2. Telerradiografía de tórax. A: frente. B: hipoflujo periférico como signo de hipertensión arterial pulmonar.
El electrocardiograma no parece ser una buena herramienta para el screening de HAP. Se postula que tiene una sensibilidad de aproximadamente el 55%, y una especificidad del 70%, pero los hallazgos más significativos son, sin duda, la hipertrofia ventricular derecha con signos de sobrecarga, el agrandamiento de la AD, y la presencia de un eje cardíaco desviado hacia la derecha (Figura 3).
Figura 3. Electrocardiograma de una hipertensión arterial pulmonar. Ritmo sinusal con agrandamiento auricular derecho, hipertrofia
ventricular derecha con cambios de repolarización por sobrecarga de presiones del ventrículo derecho en el plano horizontal, y en el plano
frontal eje desviado a la derecha (+80º) y rotación horaria.
Por último, el ecocardiograma Doppler transtorácico nos permitirá, en principio, antes de ser mucho más invasivo, decir que el paciente padece una HAP (Figura 4).
Figura 4. Ecocardiograma con Doppler. Velocidad de regurgitación
tricuspídea.
Es importante tener en cuenta que para poder realizar el diagnóstico de hipertensión pulmonar por eco-Doppler, es necesario que el paciente tenga insuficiencia tricuspídea. Pero aproximadamente entre el 75% y el 80% de los pacientes la tienen. Y cuando es así, en virtud de la fórmula: 4 por la velocidad al cuadrado del flujo a través de la válvula tricúspidea, más la presión de la AD, podremos calcular la presión sistólica pulmonar (Figura 5). En ausencia de fenómenos obstructivos, la presión sistólica pulmonar es una buena expresión de la presión sistólica del VD. Existe una muy buena correlación, en manos de ecocardiografistas expertos, entre la presión sistólica pulmonar evaluada por eco-Doppler y la presión sistólica pulmonar medida en forma invasiva, con valores de coeficiente r que oscilan entre 0,57 y 0,93.
Figura 5. Ecuación de evaluación de la presión sistólica de la
arteria pulmonar por eco-Doppler en presencia de insuficiencia
tricuspídea.
PAP: presión de la arteria pulmonar. V2: velocidad del flujo a través
de la válvula tricuspídea. PAD: presión de la aurícula derecha.
En principio, con todos estos hallazgos, es posible diagnosticar HAP.
Etapa de caracterización de la HAP
Con respecto a la caracterización, podemos dividir los
tests en: a) tests esenciales, que no deben faltar en ninguno
de los pacientes, y b) tests ocasionales, aquellos
a los que podríamos recurrir en algunos pacientes y en
determinadas condiciones (Tabla 1).
Para caracterizar a la hipertensión pulmonar, nuevamente,
el ecocardiograma Doppler es de gran ayuda,
porque más allá de informar que el paciente tiene una
presión pulmonar aumentada, permite caracterizar la
función del VD, si presenta hipertrofia o dilatación con
deterioro de la función, y esto, claramente, tiene valor
pronóstico. También mostrará cómo está la AD, cómo
las cavidades izquierdas, y sus funciones sistólica y
diastólica. Si existe alteración de la función del ventrículo
izquierdo (VI) se puede sospechar que la HAP sea
secundaria. Permite evaluar el estado de las válvulas:
muchas veces la HAP puede deberse a una estenosis
mitral. Y además mostrará si hay derrame pericárdico
(en algunas series, el derrame pericárdico en estos
pacientes con HAP tiene valor pronóstico).
En segundo lugar, es importante hacer los test de capacidad
funcional respiratoria porque, nos permitirá suponer
si la hipertensión pulmonar que padece el paciente es
secundaria a una patología respiratoria. En algunos
pacientes, la HAP puede traducirse en una disminución
de los volúmenes pulmonares, una disminución de la
capacidad vital, por la cardiomegalia generada por ella.
Es decir, daño respiratorio secundario al daño vascular,
y no a la inversa.
La difusión del monóxido de carbono, a la que los cardiólogos no estamos muy acostumbrados, tiene
también su valor, porque si está por debajo del 55%
del predicho, en los pacientes con HAP es un fuerte
marcador de mal pronóstico.
Al examen funcional respiratorio y la difusión de monóxido
de carbono, podemos sumar la oximetría nocturna,
lo cual permitirá sospechar, si el paciente tiene
manifestaciones de apnea o hipoapnea nocturnas, que
son una causa de esta entidad.
Por último, el centellograma pulmonar ventilación/perfusión (V/Q) sirve para hacer diagnóstico de una
HAP secundaria a tromboembolismo pulmonar (TEP)
crónico (Figura 6). En general, cuando el paciente tiene
un TEP crónico, tiene algún defecto de perfusión.
Mientras que en la hipertensión pulmonar idiopática,
la presencia de defectos de perfusión es muchísimo
menos frecuente.
Figura 6. Centellograma ventilación/perfusión.
El centellograma V/Q tiene una sensibilidad entre el
90% y el 100%, y una especificidad entre el 95% y
el 100% para diferenciar una HAP secundaria a patología
tromboembólica crónica de la HAP primaria o
idiopática.
Hay otros tests que resultan de importante interés,
que debieran hacerse en todos los pacientes, una vez
que pensamos que la HAP es de significación. Entre
los análisis de laboratorio, hemograma, plaquetas, la
búsqueda de VIH, de anticuerpos antifosfolípidos, de
anticuerpos antinucleares y de un colagenograma para
definir si la HAP no es secundaria a alguna colagenopatía
que todavía no hemos diagnosticado.
Los tests de capacidad funcional tienen gran importancia
en los pacientes con HAP, porque la misma
es claramente pronóstica. Como hemos visto, ésta y
la modificación de la caminata de 6 minutos sobre
todo, han sido en muchos de los estudios, punto final
primario. Permiten descartar otra causa de disnea. Por
ejemplo, un paciente puede padecer isquemia y ésta ser
la que genere disnea de esfuerzo. Además, permiten
categorizar adecuadamente al paciente, más allá de la
clase funcional que surge del interrogatorio; y evaluar
la respuesta al tratamiento. El pronóstico difiere entre
los pacientes que responden y los que no.
Así llegamos al punto más importante. Si queremos categorizar
con certeza si el paciente tiene HAP, debemos
realizar un cateterismo derecho para definir cuáles son
las presiones pulmonares, en forma invasiva (Figura 7).
En el diagnóstico de HAP, el paciente tiene que tener:
más de 35 mm Hg de presión sistólica pulmonar, o una
presión pulmonar media mayor de 25 mm Hg en reposo,
o una presión pulmonar media mayor de 30 mm Hg, en
condiciones de esfuerzo. Pero además, para definir que
la HAP es primaria o idiopática, debemos descartar la
falla izquierda. Para lo cual, el paciente debe tener una
presión capilar por debajo de 15 mm Hg, y una resistencia
vascular pulmonar por encima de las 3 unidades
Wood, es decir, 240 dinas.
Figura 7. Cateterismo cardíaco derecho en la hipertensión arterial
pulmonar.
Si con el cateterismo confirmamos la HAP y la falta
de falla cardíaca izquierda, debemos hacer además
el test de vasorreactividad. El mismo explora si se
producen modificaciones en la presión pulmonar en
respuesta a la infusión o al tratamiento con algunos
vasodilatadores que actúan en forma aguda. Se define test de vasorreactividad positivo cuando, usando determinados
vasodilatadores pulmonares, se produce una
caída de la presión arterial pulmonar media (PAPM)
mayor de 10 mm Hg, y la misma queda por debajo de
40 mm Hg. En principio, si un paciente tiene 55 mm
Hg de PAPM y con los vasodilatadores disminuye a
45 mm Hg, el test de vasorreactividad no es positivo.
Pero si tiene 49 mm Hg y disminuye a 39 mm Hg,
entonces sí es positivo. Un test de vasorreactividad
positivo tiene que ver con la respuesta clínica al uso
de calcio-antagonistas. Ensayos no aleatorizados han
demostrado que en general, los pacientes que responden
mejor al uso de calcio-antagonistas son los que tienen
un test de vasorreactividad positivo. Mientras, que en
aquellos que no han respondido adecuadamente a los
vasodilatadores, los calcio-antagonistas no son útiles.
Y eso, en principio, nos permite decidir el tratamiento
que vamos a implementar.
Nos resta hablar brevemente de los tests que vamos a
usar ocasionalmente:
- Ecocardiograma transesofágico. Si sospechamos que
el paciente tiene una cardiopatía congénita, el ecocardiograma
transesofágico nos servirá para demostrar
claramente la presencia de shunts izquierda a derecha, y
además puede servir (tiene una sensibilidad superior al
80%) para detectar trombos presentes en la circulación
central, en las grandes arterias pulmonares.
- Estudios de tomografía computada (tomografía espiralada,
tomografía de alta resolución) (Figura 8) o
resonancia magnética nuclear (Figura 9). Para detectar
patología pulmonar, patología intersticial, y para hacer
diagnóstico de trombos no solamente centrales, sino
también en la vasculatura periférica.
Figura 9. Resonancia magnética nuclear cardíaca en hipertensión arterial pulmonar: hipertrofia ventricular derecha.
- Angiografía pulmonar. Se halla indicada la angiografía
pulmonar en algunos pacientes, sobre todo cuando se
piense que es posible la resolución de la HAP secundaria
a TEP crónico. Pero, no es un estudio que hagamos
habitualmente, y presenta riesgos.
- Análisis de laboratorio. Más allá de los mencionados
anteriormente, se pueden hacer otros análisis.
Por ejemplo, si el paciente tiene TEP crónico, buscar
diátesis trombótica. O hacer estudios de ácido úrico,
dosaje de BNP, dosaje de troponina, porque tienen
valor pronóstico.
- Estudios de saturación pulmonar. Sobre todo en los
pacientes en los que sospechamos patología respiratoria
que genera HAP. Y en aquellos pacientes que tengan
síndrome de apnea-hipopnea nocturna, la polisomnografía
es indudablemente un método diagnóstico al que
podemos recurrir, si consideramos que del 20% al 25%
de los pacientes con apnea del sueño tienen HAP, pero
muchas veces pasa desapercibida.
- Biopsia pulmonar. Este estudio se realiza muy rara
vez, y será de utilidad diagnóstica en algunos casos
(angiomatosis, enfermedades granulomatosas, etc.).
Conclusión
En resumen, esta actualización es una breve aproximación diagnóstica a la HAP, y la utilidad inicial de su diagnóstico precoz probablemente tenga que ver con la posibilidad de diagnosticar otras enfermedades. Tal vez a partir del hallazgo de la HAP se puede diagnosticar la enfermedad que la provoca. Detectar a los pacientes en una etapa más temprana de la enfermedad evitará que lleguen a una CF III-IV con insuficiencia cardíaca derecha, presentando así un pronóstico ominoso.
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